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Los efectos de la presión académica de los padres a los hijos
Todos los padres quieren lo mejor para sus hijos, pero en ocasiones ese deseo de que todo esté bien hace que el comportamiento paterno no sea el adecuado. Para que los niños cumplan las expectativas académicas que impone la sociedad y que los padres quieren que cumplan para que puedan avanzar académicamente, los años escolares deben sacar buenas notas en las pruebas y exámenes y esto hará que los padres puedan ejercer cierta presión en los pequeños.
Muchos padres ponen mucha presión sobre sus hijos para que obtengan calificaciones perfectas, sin que importe lo que suceda por el camino. Esto es peligroso para la salud emocional de cualquier niño porque estaría sometido a un estrés y una ansiedad totalmente innecesaria en la niñez.
Además, esta presión alrededor de la escuela y el rendimiento puede ser contraproducente ya que llevará a que un niño sienta tensión social, emocional y físico. Si un niño no está bien emocionalmente, difícilmente podrá sentir la motivación para poder avanzar en otros ámbitos, necesita estar bien y darse cuenta de que es capaz de conseguir lo que se proponga con el esfuerzo adecuado, pero, ¿cómo? Apoyándole emocionalmente en lo que necesite y haciéndole ver que los errores no son problemas, son oportunidades de aprendizaje para mejorar… y es que los niños no son las notas que sacan en los exámenes de la escuela.
La presión de los padres a los hijos
La presión que ejercen los padres a los niños siempre es bienintencionados porque pretenden que sus hijos tengan éxito escolar, pero a menudo, estos padres se dejan influenciar por una cultura que de demasiado valor a una calificación. Las altas puntuaciones no son siempre lo más acertado para que un niño pueda tener éxito en la vida adulta. Un niño necesitará poder trabajar adecuadamente la Inteligencia Emocional tanto en casa como en la escuela para poder desarrollarse desde la empatía y la asertividad y que de este modo, el día que se convierta en adulto, pueda ser una persona de éxito, sabiendo que puede alcanzar lo que se proponga, independientemente de lo que la sociedad le diga a su alrededor… porque quien algo quiere, sólo deberá esforzarse hasta conseguirlo.
Consecuencias a la presión
Por desgracia, muchos niños viven con demasiada presión, algo que les puede hacer perder sueño, tener trastornos de alimentación, preocupación excesiva, engaños, cansancio, pérdida de interés en las cosas cotidianas, alejarse de la familia y amigos… todo esto pueden ser consecuencias de la alta presión por las calificaciones por parte de los padres, ¿realmente merece la pena? Este estrés y ansiedad en los niños se puede manifestar físicamente emocionalmente. Normalmente suelen tener dolores de estómago, diarrea, dolores de cabeza y granitos. Cuando son muy pequeños los niños pueden tener pesadillas y negarse a ir a la escuela.
Alternativas a la presión
La presión que existe en la sociedad, hace que los padres sientan decepción y sentimiento de fracaso cuando su hijo no saca buenas calificaciones. El rechazo puede ser desgarrador, sobre todo por aquellos niños que después de haber estudiado y esforzado para una prueba… suspende, y en lugar de tener el apoyo de sus padres tiene castigos y enfados. Ellos necesitan saber que no pasa nada, entender que a la próxima lo harán mejor… y es deber de los padres proporcionar a los hijos las herramientas necesarias para que lo consigan.
Es necesario que los padres tengan unas expectativas reales en cuanto a la capacidad de sus hijos y sobre todo, a respetar sus gustos e intereses personales. Por ejemplo, si a un niño le gusta el arte, ¿por qué se le debe presionar para que sea el mejor en matemáticas o en fútbol? Hay que motivarle para potenciar lo que le gusta hacer, y automáticamente irá mejorando en las demás áreas, porque se sentirá más feliz. Los niños tienen que tener tiempo de ser niños… no toda su vida son deberes y estudiar. Deben organizarse bien el tiempo para poder hacerlo todo y que se sientan bien, y es posible. Cuando no se encuentra una buena organización en el hogar, puede ser adecuado pedir consejo a un profesional de la psicopedagogía.