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¿qué aporta la Psicología, como ciencia, con sus distintos enfoques, al trabajo con los niños?
Introduciendo al trabajo del psicólogo con niños, es un campo de acción que, resulta ser uno de los más satisfactorios en su labor, no sólo por los logros a los que se puede acceder sino principalmente por la profilaxis mental que se puede realizar previniendo un sin número de problemas posteriores. Históricamente el desempeño en evaluación e intervención psicológica con niños tenía las mismas características que el trabajo con adultos, aunque con tareas más simples, a partir de la concepción de que el niño era un adulto en pequeño y lo mismo sucedió en el campo educativo. Posteriormente, el trabajo con niños se fue planteando con ciertas características particulares que produjeron la estandarización, puesto que tomaron en cuenta factores de maduración como la edad cronológica y la edad madurativa de una forma rígida y equiparada, algo parecido sucedía también en el campo educativo, pues repercutió en la aplicación de pruebas psicológicas y psicométricas que medían el coeficiente intelectual asignando puntajes de comparación entre uno y otro niño, y asignando también puntajes en algunas áreas que los ubicaban en rangos y percentiles que servían no sólo para equipararlos sino, lamentablemente, también para determinar el ingreso o no a la educación regular. Actualmente el trabajo con niños no es simple, pero se ha enriquecido y complementado notablemente tomando en cuenta la concepción de que el niño es un ser humano en desarrollo, en constante cambio y dependerá de cómo se despliegue su educación y desenvolvimiento en su ambiente socio-familiar para formar un adulto con potencialidades, habilidades y valores que le permitan una interacción adecuada con su propio contexto. Esta concepción ha evolucionado repercutiendo también en la forma de evaluar e intervenir con niños. Centrándose en el momento de evaluación e intervención como nuevos espacios para seguir aprendiendo a pensar. Se trata de enseñar a razonar a través de estrategias que incidan en procesos más eficaces, evaluando el desempeño y no el resultado (Calderón, 1996). Como sucede en nuestros días, la ética, tiene un lugar preponderante, y así también se cumple en el trabajo con niños. En todo este proceso existen normas y principios éticos para trabajar con niños entre ellos están: honestidad, confianza, confidencialidad, participación activa, comprensión y conocimiento de los objetivos de la evaluación e intervención, claridad y transparencia en lo que se hace, comprensión de las consecuencias, elección de metas terapéuticas conjuntas y responsabilidad en las decisiones. Logrando en el niño conocimiento de porqué y para qué están siendo evaluados, explicaciones a partir de su edad y de su desarrollo, conocimiento y comprensión de con quién están trabajando, explicándoles en qué consiste la labor del psicólogo, tal vez esta figura alguna vez ha sido utilizada como castigo, o en ocasiones los padres no explican a los niños dónde y para qué los están llevando, originando en él confusiones y temores que perjudican una interrelación y comunicación positiva, esto puede ser evaluado a través de la representación que ha elaborado el niño, o la explicación con la que ha sido llevado. Esto sucede sobretodo cuando el niño ha sido llevado por un adulto, analizando sin embargo, que, hoy, aumenta la cantidad de niños que acuden por su propia iniciativa buscando, apoyo, escucha, comunicación, que alguien les ayude a resolver alguna dificultad, etc. En general la cantidad de niños que acuden a consulta se ha incrementado considerablemente y en la mayoría de los casos son remitidos por el sistema educativo, con diagnósticos o apreciaciones ligeras, pero que ya han repercutido en el niño por un tiempo considerable, por lo tanto el niño ya llega con una etiqueta, que la conoce pero no la comprende y lo peor es que la mayoría de las veces no es adecuada. Entonces es importante averiguar, la representación que tiene el niño de su "problema", y por lo tanto comprender y generar expectativas de solución a su situación. Así, el niño es tratado como persona, y por lo tanto no se transgreden sus decisiones ni sus intimidades, este es un principio de confidencialidad.