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Explicación
El petróleo ha estado asociado íntimamente al proceso de desarrollo de la economía mexicana. Sin embargo, su relación no ha sido una constante sino que esta industria ha tenido una evolución desigual que a principios de los años setenta se planteaba como una limitante al proceso productivo. La supeditación del desarrollo de la industria petrolera a conceptos de índole financiera, hizo que de 1938 a 1970 se descuidaran las tareas de exploración (3), pese a que la demanda de productos petroleros crecía regida por el auge industrializador; el descuido dio como resultado que la relación de producción y de reservas probadas pasara de 28 en 1938 a sólo 18 en 1970. México se colocaba así en una perspectiva de creciente dependencia respecto al exterior, para poder satisfacer los requerimientos del desarrollo industrial. Por lo demás, no sólo la exploración, sino también la refinación se había rezagado frente al dinámico desarrollo de la industria y en tanto el consumo interno de productos petrolíferos aumentaba a una tasa de 5.6% en el período 1938-1970, la producción se expandía sólo a 5.3%, por lo que se había tenido que recurrir a un creciente nivel de importaciones incrementadas durante este período a una tasa media anual de 7.6%. La situación se torno aún más crítica cuando en 1971 hubo necesidad de iniciar importaciones masivas de crudo. Entonces el Estado decidió revertir las tendencias históricas mediante un esfuerzo para lograr la autosuficiencia energética, decisión que se vio reforzada con la aparición de la crisis de energía a escala mundial.
Una vez erigido como prioridad el desarrollo de la industria petrolera, su primer ámbito de influencia es el presupuesto público. De partida, la puesta en marcha del proyecto petrolero incide en las asignaciones presupuestales, y queda sujeto a sus inevitables rigideces y limitaciones. El primer efecto de este condicionamiento es el que podemos llamar de sustitución: dotar de mayores recursos a un sector, obliga a quitarlos a otros sectores. En México el aumento del gasto en petróleo tuvo un efecto negativo sobre el sector de transportes y comunicaciones, cuya participación en el total pasó de 12.0% a 6.5% entre 1971 y 1979.
El segundo efecto se refiere a la dinámica Presupuestal; el gasto de PEMEX fue ocupando una creciente proporción de los aumentos del gasto total y de ser sólo 10.7% en 1971-1973, pasó a 16.3% en 1974-1976, para colocarse en 24.3% en 1977-1979. La proporción es mucho más elevada en el caso de los gastos de capital en donde PEMEX absorbió el 42.8% del incremento en el período 1977-1979.
El presupuesto de egresos adquirió pues un creciente carácter petrolero entre 1971 y 1979, en especial en el período 1977-1979. Conviene señalar que en principio es la puesta en marcha del proyecto lo que explica la aparente petrolización del presupuesto, y que su maduración, pese a los costos sin menoscabo de requerimientos considerables de su mantenimiento, implicará recursos y proporciones bastante menores a las del arranque. El efecto petrolizador puede ser entonces temporal, y una vez alcanzada la meta de 2’750,000 barriles diarios se podrían empezar a liberar recursos presupuestales para otras actividades.
La influencia del petróleo ha tenido un carácter diferente. En lo que se refiere a los ingresos públicos, durante las primeras fases de desarrollo del proyecto petrolero no hubo incrementos considerables en la producción -ya que básicamente las tareas fueron exploratorias- y por ende tampoco se incrementaron los ingresos petroleros. Por ello el creciente gasto no encontró contraparte, ahondándose con ello la crisis fiscal del Estado (de 1971 a 1977, el déficit de PEMEX representó el 11.0% del déficit total del sector público). A finales de los setenta empezaron a dejarse sentir los efectos de los ingresos petroleros, que contribuyeron desde luego a fortalecer las finanzas públicas (en el período 1977-1979 del incremento de los ingresos totales del sector público, el 28.7% provenía de PEMEX).
De esta forma, el efecto petrolizante en los ingresos públicos es más reciente, pero a diferencia del gasto pudiera ser permanente, lo cual sin duda tenderá a dotar de mayor flexibilidad a las finanzas estatales.
EL PETRÓLEO Y LAS ACTIVIDADES PRODUCTIVAS
Al analizar el proceso productivo en su evolución reciente se observa que el mayor peso de la rama petrolera y petroquímica se da en el período debajo del ciclo, tendiendo a ser menor en la recuperación.
En el período 1971-1973, el sector petrolero y petroquímico absorbió el 3.3% del incremento del PIB total, elevándose esta proporción a 13.8% en la fase de baja del ciclo en 1974-1976, y disminuyendo a 11.5% en 1977-1979.