• Asignatura: Historia
  • Autor: Holaaaquease
  • hace 5 años

la historia completa de maria quinteras de meras​

Respuestas

Respuesta dada por: luciachumbipuma95
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Explicación:

Una mujer valiente más, de todas aquellas que un día se enlistaron en las filas para combatir en aquel acto bélico que fue la Revolución mexicana y que en este mes se recuerda con cierto aire de nostalgia, al recordar cuántas vidas se perdieron en aras de la defensa de sus ideales para tener un cambio de vida.

Enfilen soldadera, que el inicio de la revolución está cerca, como cada año. El recuerdo no es todo lo que queda. Pues resguardamos la victoria de un país pobre, pero que continúa luchando contra las injusticias y las represiones, queda un pueblo vivo en la memoria de cada uno al mencionar a Villa, en mente Zapata y en la historia Madero.

Así como ellos, muchos hombres y mujeres valientes más interpretaron esta historia, la misma que nos cuenta el orden actual de nuestro país. Hablamos de gente que hoy recordamos con honores, pero que en su momento fueron sacrificados.

Analicemos que no se nace siendo héroe, para eso se crece en situación de desigualdad, se toca la línea divisora de las clases, esas que se regocijaban entre comodidades, aquellos que hablaban de un progreso en tierra que tenía total ignorancia, los mismos que declararon la guerra al pueblo y este solo respondió al grito de la revolución para una vida mejor.

Porque no es fácil hablar de un país que se movió entero, de un lugar que temblaba a la marcha de sus civiles, gente que no tenía nada que perder y sí mucho que ganar, pues se trataba de una población que ya lo había padecido todo desde hace mucho tiempo, como el despojo de sus tierras, la muerte a manos del hambre, la sed que no termina de saciarse, si no es bajo el cobijo del alcohol.

Más que mexicanos, son ciudadanos, hombres y mujeres que marchaban juntos, aun a merced del miedo, que se desvanecía entre la niebla del coraje que embarcaban los actos de los protagonistas en este acto de justicia, donde la corrupción y la desigualdad tacha de incorrectas las exigencias del pueblo, ese que sobrevivió a las carencias, producto de una mala distribución económica.

Contextos, antecedentes, un acarreo de actos que ocasionan otros y así van generando una reacción en cadena, llegando al límite de toda una nación. Que ante la falta de derechos tuvieron que arrebatarlos, y sus exigencias quedaron grabadas en las memorias de las calles, como en los diferentes campos de batalla.

El galopar de los caballos aún se puede escuchar a la llegada de los pelotones de los revolucionarios, el trote resentido en los caminos, rutas de la libertad. Si las piedras pudieran hablar nos contarían la sangre derramada en los enfrentamientos, las cacerías de los “rebeldes” y cómo se convirtiern en cómplices y armas de ambos bandos.

Si la Luna pudiera bajar a contarnos las noches en las que fue luz y guía de las tropas, inspiración, compañera y testigo de los actos cometidos en nombre de una u otra causa; y en el reflejo de una Luna roja, como eclipse que refleja sombra en vez de luz, porque las bajas en los ejércitos no se hicieron esperar, pero la vida de muchos más se garantizó, cuando la lucha del pueblo logró su cometido, y así como todo eso también recuerda el canto de sus hijos alrededor de la fogata que preparaba sus alimentos, porque su espíritu ardía y solo cenizas quedaban de sus pasos.

Pero ni la Luna, ni las piedras hablan; y en la memoria de los que quedan, se resguarda la lucha de los que se levantaron en armas. Es así que podemos rescatar un poco de la historia de una heroína de la nación; hábil, fuerte y valerosa.

María Quinteras de Merás, protectora por naturaleza, se preocupaba por sus compañeros en acción, no flaqueaba ante las situaciones difíciles que se le presentaban y mucho menos se resistía a enfrentar la acción, galopaba a caballo, atravesando el campo antes de la batalla, asegurando el lugar para esparcir a su ejército, gran estratega y con mucha inteligencia.

Además, fue reconocida como una mujer valiente que se ganó el título de coronela con altos honores y con ello también se hizo del respeto de Pancho Villa, cuando este solía expresar abiertamente su idea sobre las mujeres, su papel en la revolución que lo asignaba a la cocina y a las necesidades de sus hombres.

Las esposas eran llamadas la “comidilla”, que debían atender las necesidades de sus maridos. En comparación, estaba María Quinteras de Merás, una mujer que tuvo que guardar las enaguas y en su lugar, usaba pantalón caqui y sombrero ancho. Porque el camino era recio y violento, pero la coronela tenía que serlo aún más (Library of Congres, 1911).

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