Respuestas
Respuesta:
En una economía agrícola tan dependiente de los recursos fluviales como es la sumeria -y, por extensión, la de toda Mesopotamia-, el control del caudal hidráulico fue una cuestión de vital importancia. Las crecidas repentinas del Éufrates podían anular el trabajo de todo un año, al anegar los campos; en sentido contrario, en verano se hacía necesario llevar el agua hasta los campos, para asegurar el riego a las plantas. Por esto los sumerios aprendieron a controlar los ríos, construyendo una compleja red de canales, embalses y presas, con las que podían controlar todos los recursos fluviales. Paulatinamente, la construcción de obras hidráulicas permitió disponer de un mayor número de tierras para roturar, pues era posible llevar el agua mediante canales a los terrenos más alejados de los ríos. La construcción de canales y presas requirió de una ingente cantidad de mano de obra, que fue dirigida por las autoridades de las ciudades. Muchas personas trabajaban también en su mantenimiento, pues el paso constante de agua depositaba limo en los canales, que podían llegar a obturarse, o bien una crecida repentina podía destruir un dique. La importancia vital de los canales hizo que se creara un grupo especial de funcionarios
Explicación:
La trampa hidráulica
En los cuatro mil años transcurridos entre la aparición de los primeros estados y el comienzo de la era cristiana la población mundial se elevó de aproximadamente 87 millones a 225 millones de habitantes. Los cuatro quintos del nuevo total vivieron bajo el dominio de los imperios Romano, Chino e Indio. Había un límite en cuanto al número de personas y animales que podían contener los grandes valles ribereños de Egipto, la Mesopotamia, la India y China.
China, la India, Mesopotamia y Egipto tenían sistemas similares de economía política y tenían una clase de burócratas centralizada y despóticos señores que se atribuían mandatos celestiales. Tenían excelentes redes de carreteras, ríos y canales mantenidos por el gobierno que unían cada caserío y cada aldea. Cada aldea contaba con una persona importante que servía de vínculo entre la aldea y la administración central. La propiedad privada era un don del Estado. El estado era "más fuerte que la sociedad". Tenía derecho a recaudar contribuciones, confiscar materiales y reclutar mano de obra.
Estos imperios eran según Karl Wittfogel una "sociedad hidráulica". Cada uno de ellos se desarrolló en medio de planicies áridas o semiáridas y valles alimentados por grandes ríos. Mediante presas, canales, control de las corrientes proyectos de desagüe, los funcionarios desviaban el agua de estos ríos y la enviaban a las tierras de los campesinos. El agua era el factor más importante de la producción; en cantidades regulares y copiosas se obtenían elevados rendimientos.
Wittfogel asocia la producción hidráulica y la aparición de inmutables despotismos de administración agrícola. Pero Harris considera que la agricultura hidráulica preindustrial condujo a la evolución: de burocracias agro-administrativas despóticas, dado que la expansión y la intensificación de la agricultura hidráulica dependían de los proyectos de construcción masiva que sólo podían ser llevados a cabo por ejércitos de trabajadores. El estado emprendía la construcción de extensas redes de canales afluentes y de desviación, para asegurarse de que hubiera agua suficiente en el momento adecuado; por otra parte asumía la construcción de presas, diques y zanjas de desagüe con el propósito de evitar los perjudiciales efectos de un exceso de agua. El reclutamiento, la coordinación, dirección , alimentación y albergue de las brigadas de trabajadores sólo pueden haberse cumplido a través e equipos obedientes a unos pocos líderes poderosos. Cuanto más grandes fueran las redes y las instalaciones hidráulicas mayor era la productividad total del sistema y la tendencia de la jerarquía agro-administrativa a convertirse en subordinada de una persona inmensamente poderosa que se hallaba en la cumbre.
La burocracia tenia a crecer a expensas del bienestar del campesinado. La corrupción solía aumentar en relación con el número de años que una dinastía permanencia en el poder. Al poco tiempo se descuidaban las obras públicas los diques comenzaban a rezumar, los canales se llenaban de sedimentos y la producción disminuía. La dinastía ya no era capaz de proteger y sustentar a las masas campesinas, se volvía vulnerable a los "bárbaros", o a su propio pueblo en rebeldía. Entonces la dinastía se derrumbaba. Esto ocurrió repetidas veces en la historia de Egipto, Mesopotamia, la India y China. Pero los nuevos dirigentes sólo tenían una posibilidad si deseaban disfrutar de la riqueza del imperio: reparar los diques, limpiar los canales, reconstruir las presas y restaurar el modo de producción hidráulica. Así comenzaba un nuevo ciclo.
La teoría de Wittfogel no se refiere al origen del estado sino al origen de la naturaleza altamente despótica y perdurable de determinados tipos de sistemas imperiales estatales. la historia dinástica de Mesopotamia confirma la aseveración de Wittfogel en el sentido de que a medida que aumentaba el alcance y la complejidad de las zonas hidráulicas, se incrementaba la "intervención del poder centralizador del gobierno". Karl Butzer rechazó la teoría de Wittfogel y afirma que ya se había alcanzado la etapa dinástica antes de que se produjeran inversiones en gran escala en la construcción hidráulica.
Lo que sugiere la teoría de Wittfogel es que cuando ciertos tipos de sistemas de producción de nivel estatal experimentan una intensificación, pueden surgir formas despóticas de gobierno capaces de neutralizar la voluntad y la inteligencia humanas durante miles de años. También supone que el momento conveniente para una elección consciente sólo puede tener lugar durante la transición de un modo de producción a otro
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