Respuestas
Respuesta:
un dia en la luna
Explicación:
La acción de Artemisa se desarrolla hacia finales del siglo XXI. Para entonces, una potente industria espacial comercial habrá reducido drásticamente el coste de viajar a la Luna. En este futuro ficticio imaginado por Weir, el turismo domina el sector: “¡Disfrute de un crucero espacial de dos semanas —ida y vuelta— y otras dos semanas explorando la ciudad lunar! El viaje incluye una visita al lugar del alunizaje del Apolo 11, desde donde podrá contemplar el majestuoso planeta Tierra. No se lo piense: ¡este paquete vacacional puede ser suyo por tan solo 70 000 dólares!”
Weir no duda que mucha gente pediría una segunda hipoteca para pagarse ese mes en el espacio…
El escritor, que trabajó durante 20 años como ingeniero de software y es un gran aficionado a la física relativista, la mecánica orbital y la historia de los vuelos espaciales tripulados, llevó a cabo un análisis económico exhaustivo en 2015 para calcular cuánto costaría transportar mercancías a la Luna: el resultado fueron 6 gramos por dólar. Este índice de conversión convertiría el envío de materiales de construcción a la superficie lunar en algo extremadamente caro. Sin embargo, si se pudiera sacar el máximo rendimiento a un recurso ya presente en la Luna, todo resultaría mucho más factible.
En la parte izquierda de la imagen, observamos el cráter de impacto Aristarco, que es más grande que el Gran Cañón del Colorado, Arizona. La superficie lunar está repleta de minerales que los humanos podrían utilizar para construir estructuras habitables. (Imagen de la NASA)
En estos datos estableció Weir la base científica para su novela. Según los cálculos que llevó a cabo en 2015, si se invirtieran unos 5 millones de dólares en comprar y enviar a la Luna dos reactores nucleares de 15 toneladas métricas, podríamos disponer de energía infinita para empezar las fundiciones. Así es: fundiciones, un proceso de extracción de metales a través del calentamiento y la fusión.
En la superficie lunar abunda un material denominado anortita, un mineral compuesto de calcio, silicio, aluminio y oxígeno. Esta composición resulta de lo más práctica, puesto que si refinamos los elementos de esta roca, obtenemos una gran cantidad de aluminio, ideal para construir estructuras duraderas, que luego se pueden llenar con el oxígeno extraído.
“No requiere siquiera ser excavado, como suele ocurrir en la Tierra —dice Weir—. El mineral se encuentra en la superficie; tan solo hay que recolectarlo”.