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Respuesta:
En el primer párrafo se presenta el “de que va” la historia, con un gancho que no falla en atrapar al lector.
“Durante mucho tiempo, la “Muerte Roja” había devastado la comarca. Jamás peste alguna fue tan fatal, tan horrible. Su encarnación era la sangre: el rojo y el horror de la sangre.”
El ritmo del relato en el inicio de la historia avanza sin prisas. No se detiene en reflexiones, ni digresiones. Se concentra en colocar al lector en el contexto y lo lleva hasta el momento de la fiesta de máscaras (el nudo). Es de ahora en adelante que el ritmo comienza a acelerarse, con la presencia de un gigantesco reloj que perturbaba a todos en el baile, cada vez que repica su campana, hora tras hora. En esta parte del relato el ritmo es capaz de acelerar las pulsaciones del lector entre campadas, pausas, silencios y el baile. Un artilugio admirable.
Cuando aparece en la escena el espectro de la “Muerte Roja”, el ritmo se detiene. Y luego vuelve a acelerarse durante la huida fallida del príncipe, y la desesperación y el terror de todos los presentes en las salas de baile.
En el último párrafo el autor hace una síntesis del destino final de todos los “alegres libertinos“.
Merece destacar el notorio juego de los sentidos que se utiliza en este relato. Se despierta el sentido de la vista con el uso de colores, sombras y luces. El oído, mediante los diversos sonidos de la música, el sonar del reloj de ébano, el péndulo, la voz del príncipe, las risas, murmullos, y gritos. Y por supuesto, el movimiento, gracias al baile y a la multitud de pers
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