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Respuesta:
instancias que fueron consolidando al mutualismo como una forma privilegiada en la interlocución entre el mundo del trabajo y el poder público, aspecto todavía poco explorado por la historiografía mexicana.
Palabras claves: mutualismo, sociedades artesanales, poder político, moralización, organizaciones laborales.
A mediados del siglo XIX, en un contexto signado por la desarticulación de los gremios, el retroceso de políticas proteccionistas de la industria y el paulatino avance de la mecanización de la producción, el fenómeno asociativo emergió como una alternativa destinada a socorrer a los trabajadores de la ciudad de México. Con el fin de defender la continuidad y la pervivencia de los saberes y las habilidades adquiridos y apelar a la ayuda mutua como una forma de atenuar la vulnerabilidad de sus condiciones de vida y de trabajo, los artesanos crearon un tejido institucional de sociedades mutualistas que proveyeron a sus miembros de un conjunto de experiencias centrales para la identificación de intereses y la formación de una cultura laboral. En este proceso merece destacarse el impulso que el poder público brindó a estas organizaciones, a las cuales consideraba capaces de fomentar la moralización, el disciplinamiento y el bienestar de los sectores artesanales.1
A medida que la centuria avanzaba, la profundización de la industrialización, el avance del internacionalismo proletario y la necesidad de legitimidad de los gobiernos nacionales alentaron el marcado incremento de las sociedades de ayuda mutua. Asimismo, el mundo del trabajo organizado no puede comprenderse sin atender a las implicaciones de la promulgación del derecho de asociación que, incorporado a la Constitución de 1857, imposibilitó el vínculo directo del asociacionismo laboral con el estado (a diferencia de los antiguos gremios), situación que transformó la relación de los artesanos y los obreros capitalinos con el poder público.
En este contexto, el objetivo de este artículo consiste en estudiar la interlocución entre el universo mutualista y el poder público en la ciudad de México durante la segunda mitad del siglo XIX.2 Esta vinculación se reconstruirá a partir de dos niveles de análisis: por un lado, examinaremos el surgimiento de las sociedades de ayuda mutua, a comienzos de la década de 1850, destacando la preocupación del estado en la promoción de este fenómeno, y por otro, procuraremos desentrañar las instancias que fueron sellando la subordinación del mutualismo al poder público atendiendo, particularmente, a la capitalización política que los gobiernos liberales hicieron de esta asimilación y al impacto que la misma tuvo en el derrotero de los trabajadores organizados.
Estas líneas de investigación pretenden contribuir a la discusión sobre el asociacionismo laboral mediante un abordaje que privilegia dos momentos clave: sus inicios en los años de 1850 y su consolidación y transformación hacia las décadas de 1870 y 1880, recorte temporal que posibilitará establecer cambios y continuidades en las prácticas y discursos de las sociedades mutuales y de su relación con el poder público. En tal sentido, a lo largo de este trabajo está presente la intención de restituir lo político a lo social, en el supuesto de que la interrelación de estas vertientes de la historia permitirá una mejor comprensión de la actuación de las clases trabajadoras a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX.
Cabe señalar que el conjunto de preocupaciones retomadas en este artículo no ha sido lo suficientemente explorado por la historiografía mexicana. Sin embargo, existen algunos trabajos que, sin lugar a duda, constituyen referentes insoslayables. Los estudios de Pérez Toledo que, en el marco de su análisis sobre el artesanado urbano en el tránsito a la vida republicana, indagó en la Junta de Fomento de Artesanos y la Sociedad Mexicana Protectora de Artes y Oficios aportaron sugerentes elementos para comprender los antecedentes y las primeras experiencias del asociacionismo en la ciudad de México. Por su parte, Carlos Illades, al reconstruir el derrotero mutualista a lo largo de la República restaurada haciendo hincapié en la debilidad jurídica de las organizaciones laborales, nos brindó elementos de análisis invaluables para entender la facilidad con que Porfirio Díaz subordinó a las organizaciones laborales y reafirmó entre los trabajadores una identidad laboral que, alejada de ideologías contestatarias, se definió como liberal y mutualista.3