• Asignatura: Geografía
  • Autor: el23pato
  • hace 5 años

Las y los invitamos a observar estas imágenes. Les proponemos que escriban una breve historia de amor, teniendo en cuenta todo lo aprendido en esta clase.
lo que vimos en clase fue esto: Los mitos del amor romántico

Hoy vamos a hablar sobre lo que se ha denominado amor romántico, que es muy común en la etapa de la vida que están atravesando. Veamos de qué se trata.

Cuando hablamos sobre el amor, encontramos que usualmente se lo vincula a un sentimiento natural y espontáneo. Pero las ideas sobre el amor, las maneras en que nos vinculamos con otras personas y lo que se espera de esos vínculos han ido cambiado a lo largo de la historia. Por ejemplo, en la Antigüedad, y aún hoy en algunas culturas, las uniones de la mayoría de las parejas eran arregladas por las familias, estaban basadas en intereses sociales o económicos (no en los sentimientos de las personas) y, por supuesto, las parejas debían ser heterosexuales. Más allá de la posibilidad de que hubiera afecto en esos matrimonios, la forma en que hoy pensamos nuestras relaciones es muy diferente y muchas cosas han cambiado con relación a cómo formamos nuestras parejas.

En todas las épocas, el valor simbólico y cultural otorgado a la idea del amor se encuentra atravesado por construcciones sociales que impactan en la manera en que vivimos la experiencia amorosa. En la modernidad, esta experiencia está caracterizada por una idea romantizada del amor, a la que llamamos amor romántico.

Este modelo de amor (que contempla sólo las relaciones heterosexuales) asigna a las personas, según su género, características rígidas y estereotipadas, e impone un modo de vinculación que funciona como ideal a alcanzar. Así, por ejemplo, de las mujeres se espera pasividad, discreción, cuidado, renuncia; se les enseña a esperar, a tener devoción por los varones o a vestirse de una determinada manera para no “provocar” miradas que “despierten” celos en sus parejas. Asimismo, de los varones se espera que sean fuertes, valientes y viriles; que siempre estén atentos a la seducción y a la “conquista”. Estos mandatos culturales, que vamos aprendiendo y naturalizando a lo largo de toda nuestra vida, forman parte de un modelo de vinculación que habilita emociones diferenciadas para varones y mujeres. A través del lenguaje, de mensajes y discursos, se establecen roles de género que logran imponerse en nuestra cotidianidad, que ordenan los deseos y las prácticas y que encontramos en múltiples productos culturales: canciones, libros, revistas, programas televisivos, charlas familiares, películas, novelas, juegos y juguetes.

De esta manera, ciertos conjuntos de creencias o mitos que atraviesan el amor romántico nos sugieren un modo “correcto” de amar, en el que la mujer y el varón se complementan (se habla de media naranja) y que dura toda la vida. Esto niega y desvaloriza toda diversidad de relaciones y de formas de amar. Este modelo de amor no brinda lugar a la individualidad de las personas y puede generar sentimientos de frustración o “fracaso” si las relaciones terminan.

También encontramos un mito sobre el poder del amor: se dice que todo es posible gracias a él e, incluso, que habría que perdonar o aguantar cualquier situación de maltrato en su nombre. Otro de los mitos refiere a los celos como muestra y requisito del amor. De esta manera, se vincula el amor con la posesión, la exclusividad y el control.

Muchos productos culturales orientados especialmente hacia las y los jóvenes insisten todavía en transmitir este tipo de mensajes, aun cuando no son positivos para nuestras relaciones. Además, hoy reconocemos otras formas de vincularnos con las demás personas, e incluso de formar familias. Esta transformación de la sociedad, que también es producto de luchas históricas, se plasma, por ejemplo, en la Ley de Matrimonio Igualitario N° 26.618.

Sostener los mitos del amor romántico puede ser perjudicial para nuestros vínculos afectivos, porque nos impone roles estereotipados en las relaciones, que además no contemplan la diversidad e invisibilizan las inequidades de género. Es decir, encubre las jerarquías y el abuso de poder que muchos varones ejercen sobre las mujeres, y que pueden ser el camino y la escalada a circuitos de violencias. Como hemos mencionado, las formas en las que nos relacionamos con las demás personas, afectiva y eróticamente, están atravesadas, según la época, por los modelos de organización familiar y social, y por los roles asignados a mujeres, varones y otras identidades; pero también por las ideas que circulan en torno a los vínculos y al amor que vamos incorporando desde la niñez.

Por esto, es importante reflexionar sobre las características del amor romántico y sobre su impacto en nuestras vinculaciones afectivas, así como también sobre cómo podemos construir nuevas formas de relaciones amorosas que respeten y valoren la diversidad de géneros y de orientaciones sexuales.

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Respuesta dada por: pablo062
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