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esumen:
Ulises revela su nombre y su tierra natal a Alcínoo, y dice que Calipso lo retuvo contra su voluntad antes de su llegada. Traza su ruta después de Troya. Luego, su tripulación saqueó Ísmaro, una ciudad costera de los Cícones, y lucharon contra su ejército. Perdieron a muchos hombres cuando sus doce barcos zarparon y sufrieron una gran tormenta los días siguientes en el mar. El décimo día llegan a la isla de los Lotófagos, un pueblo pacífico que se alimenta de loto, dulce planta productora de placer. Tres de los hombres de Ulises la comen y desean permanecer allí, pero Ulises los obliga a volver a la nave y vuelven a zarpar.
Luego llegan a la tierra de los cíclopes, una raza de gigantes ermitaños de un solo ojo. Al día siguiente, los hombres de Ulises se deleitan con las abundantes cabras en la desierta y fértil isla frente a la tierra de los cíclopes. Al día siguiente, Ulises y su tripulación cruzan para encontrarse con los cíclopes. Ven a un hombre enorme y salvaje en un campo, y Ulises le lleva una piel de cabra llena de dulce licor a modo de regalo. Llegan a su cueva, y los hombres de Ulises quieren robarle sus quesos y su ganado. Ulises se niega, ya que quiere conocer al dueño. Lo esperan y luego, cuando entra y se pone a hacer sus cosas, se esconden.
El cíclope, llamado Polifemo, los nota y les pregunta quiénes son. Ulises se presenta y le pide cualquier ayuda que pueda proporcionarles, advirtiéndole no ofender a Zeus, el dios de la hospitalidad. Polifemo ridiculiza la idea: no le importan los dioses. En cambio, pregunta dónde está la nave de Ulises. ntes. Luego se echa a dormir en su puerta, advirtiéndole a Ulises que no lo mate, ya que no serían capaces de apartar su enorme cadáver para atravesar la puerta y escapar.
Por la mañana, Polifemo se come algunos hombres más, luego sale y bloquea la entrada de la cueva con una gran roca. Ulises crea un plan para derrotar a Polifemo. Corta una sección de seis pies de un gran tronco de olivo que Polifemo deja en la cueva, luego le da forma para hacer un extremo puntiagudo y afilado, y finalmente lo pone al fuego para endurecerlo. Por la noche, Polifemo regresa y se come a dos hombres más. Ulises le ofrece un poco de su vino. Polifemo le pide más y le pregunta su nombre, prometiéndole un regalo a cambio. Ulises le dice que su nombre es "Ninguno", y Polifemo le responde que su regalo consiste en que se lo comerá último, tras haber engullido a todos los otros. Pero Polifemo se queda dormido, borracho, y Ulises y cuatro hombres recalientan su arma en el fuego y la embisten contra el único ojo del cíclope. Lo ciegan y él aúlla para llamar a los otros cíclopes, que desde el exterior de su cueva le preguntan si un hombre lo ha engañado. "Nadie", dice Polifemo, lo ha arruinado. Los otros cíclopes entienden que nadie le ha hecho nada, y se van, diciéndole que ore a su padre, Poseidón.
Polifemo abre la puerta de la cueva, esperando atrapar a cualquiera que intente escapar. Ulises tiene otra idea. Une al rebaño en la cueva y crea un cabestrillo debajo de cada animal, que los hombres pueden montar. Permanecen en sus carruajes hasta la mañana, cuando Polifemo deja pasar al rebaño por la entrada. El carnero de Ulises es el último en salir, y Polifemo se pregunta por qué no está liderando el rebaño, como hace habitualmente. Una vez en el claro, los hombres abandonan sus cabestrillos y conducen los carneros a su nave. Ya seguro en el mar, Ulises insulta a Polifemo a los gritos. Polifemo arranca un trozo de la colina y lo arroja cerca de la nave, desequilibrándola con una ola gigante. A pesar de las súplicas de su tripulación, que le piden a Ulises no revelar su posición burlándose de Polifemo, Ulises le da al cíclope el nombre y la patria del hombre que lo cegó. Polifemo dice que una vez le profetizaron que alguien llamado Ulises, probablemente un gigante, lo cegaría. Ahora le pide a Ulises que regrese, que lo tratará bien y orará por él a su padre, Poseidón.
Ulises rechaza su oferta, y Polifemo le ruega a Poseidón que Ulises pierda a sus compañeros y no vuelva nunca a su hogar. Poseidón envía inmediatamente una enorme roca que casi golpea la nave. La tripulación se apresura a encontrarse con el resto de la flota, y sacrifican el rebaño robado como ofrenda a Zeus. Sin embargo, Zeus tiene en mente la destrucción y la muerte de esos hombres inconscientes. Ellos celebran ese día, y a la mañana siguiente continúan su viaje a casa.