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El adverbio constituye una clase de palabras muy heterogénea, por lo que es difícil hacer generalizaciones válidas para todos los adverbios.
Son palabras invariables y tienen significado léxico pleno.
Pueden ejercer distintas funciones en la oración en que aparecen: pueden modificar un adjetivo u otro adverbio indicando cantidad o grado, pueden modificar el verbo como complementos circunstanciales, y pueden modificar toda una oración o enunciado indicando la modalidad o punto de vista del hablante.
En función de complementos circunstanciales del verbo, indican circunstancias relativas al lugar, tiempo y modo en que se desarrolla la acción o a la cantidad o grado en que se realiza la acción del verbo. También pueden modificar un verbo sin ejercer la función de complemento circunstancial, por ejemplo en función de complemento predicativo o atributo: es así, está bien, viste bien.
Pueden modificar la oración en su conjunto: afortunadamente, no hemos tenido que pagar suplemento por exceso de equipaje. Pero también pueden modificar el enunciado, expresando su modalidad: francamente no lo entiendo.
Los adverbios constituyen un repertorio limitado de palabras, excepto los adverbios de modo derivados de adjetivos mediante el sufijo –mente. Como los sustantivos forman una serie ilimitada de palabras, con frecuencia desempeñan sustantivos con o sin preposición la función adverbial expresando circunstancias bajo las que se desarrolla la acción del verbo.
A todos los sustantivos y adjetivos que desempeñan la misma función que desempeñan los adverbios completando el verbo, unos gramáticos los llaman complementos adverbiales y otros complementos circunstanciales.
Se suele decir que el adverbio tiene como función principal, que lo define, la de complemento circunstancial. Pero esto no significa que esta sea su única función, puede realizar también otras funciones en la oración. Por ejemplo, la función de atributo o predicado nominal. Así, al lado de los verbos ser, estar y parecer pueden encontrarse adverbios, que dejen como referente lo: es así > lo es; está bien > lo está.
Los adverbios tienen más funciones que las de servir de complementos circunstanciales. Además, no todos los complementos circunstanciales se pueden expresar o son sustituibles por adverbios. Algunos adverbios no modifican el verbo o sigtagma verbal (SV), sino toda la oración, son modalizadores oracionales.
Por eso algunas gramáticas distingue claramente entre un adverbio y un complemento circunstancial y llaman adverbios solamente a aquellas palabras invariables que sirven para precisar o modificar un verbo, un adjetivo u otro adverbio: bien, mal, enormemente, muy. Adjetivos y otras palabras que pueden especificar un verbo, adjetivo u otro adverbio, pero que también pueden tener otras funciones gramaticales, dichas gramáticas las llaman complemento circunstancial.
Los adverbios afirmativos, negativos y dubitativos son modalizadores de la oración.
«El adverbio de negación no y el de afirmación sí no son complementos circunstanciales con valor de negación y afirmación. Son, en realidad, marcadores de la modalidad negativa y afirmativa de los verbos, de los predicados e, incluso, de las oraciones.» [Gómez Torrego, L.: Análisis sintáctico. Teoría y práctica. Madrid: Ediciones SM, 2004, p. 110]
Los adverbios de afirmación, negación y duda, se refieren a la existencia misma, a la realidad, a la sustancia de lo significado por la palabra o grupo de palabras acompañado por ellos
Explicación:
Respuesta:
él agua nunca se niega
Explicación:
el agua no habla