Resumen de la última parte del gato negro.
Osea, cambiar la última parte del gato negro en 5 párrafos.
Ayudemen xf, y les ayudo
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Respuesta:
Ni espero ni quiero que se dé crédito a la
historia más extraordinaria, y, sin embargo,
más familiar, que voy a referir. Tratándose de
un caso en el que mis sentidos se niegan a aceptar su propio testimonio, yo habría de estar
realmente loco si así lo creyera. No obstante, no
estoy loco, y, con toda seguridad, no sueño.
Pero mañana puedo morir y quisiera aliviar
hoy mi espíritu. Mi inmediato deseo es mostrar
al mundo, clara, concretamente y sin comentarios, una serie de simples acontecimientos
domésticos que, por sus consecuencias, me han
aterrorizado, torturado y anonadado. A pesar
de todo, no trataré de esclarecerlos. A mí casi
no me han producido otro sentimiento que el
de horror; pero a muchas personas les parecerán menos terribles que barroques. Tal vez
más tarde haya una inteligencia que reduzca mi
fantasma al estado de lugar común. Alguna
inteligencia más serena, más lógica y mucho
menos excitable que la mía, encontrará tan sólo
en las circunstancias que relato con terror una
serie normal de causas y de efectos naturalísimos.
La docilidad y humanidad de mi carácter
sorprendieron desde mi infancia. Tan notable
era la ternura de mi corazón, que había hecho
de mí el juguete de mis amigos. Sentía una
auténtica pasión por los animales, y mis padres
me permitieron poseer una gran variedad de
favoritos. Casi todo el tiempo lo pasaba con
ellos, y nunca me consideraba tan feliz como
cuando los daba de comer o los acariciaba. Con
los años aumentó esta particularidad de mi
carácter, y cuando fui hombre hice de ella una
de mis principales fuentes de goce. Aquellos
que han profesado afecto a un perro fiel y sagaz
no requieren la explicación de la naturaleza o
intensidad de los goces que eso puede producir. En el amor desinteresado de un animal, en
el sacrificio de sí mismo, hay algo que llega
directamente al corazón del que con frecuencia
ha tenido ocasión de comprobar la amistad
mezquina y la frágil fidelidad del Hombre natural.
Me casé joven. Tuve la suerte de descubrir
en mi mujer una disposición semejante a la mía.
Habiéndose dado cuenta de mi gusto por estos
favoritos domésticos, no perdió ocasión alguna
de proporcionármelos de la especie más agradable. Tuvimos pájaros, un pez de color de oro,
un magnífico perro, conejos, un mono pequeño
y un gato.
Era este último animal muy fuerte y bello,
completamente negro y de una sagacidad maravillosa. Mi mujer, que era, en el fondo, algo
supersticiosa, hablando de su inteligencia,
aludía frecuentemente a la antigua creencia
popular que consideraba a todos los gatos negros como brujas disimuladas. No quiere esto
decir que hablara siempre en serio sobre este
particular, y lo consigno sencillamente porque
lo recuerdo.
Plutón —se llamaba así el gato— era mi predilecto amigo. Sólo yo le daba de comer, y
adondequiera que fuese me seguía por la casa.
Incluso me costaba trabajo impedirle que me
siguiera por la calle
Explicación:
CORONA