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Esta problemática no sólo afecta a las clases más pobres y vulnerables, sino también a las clases medias que cuentan con más recursos. De acuerdo con el Observatorio de la Deuda Social Argentina (UCA), el primero de estos sectores parte ya de la imposibilidad de acceder por vías formales a suelo bien equipado y localizado (urbanizado), lo que hace de la autourbanización la solución más alcanzable para estas familias, aunque ello implique la precariedad edilicia y sanitaria.
En los últimos años, el acceso a servicios como agua corriente, cloacas y gas natural no ha visto mejoras considerables como para revertir la situación. Un claro ejemplo son los datos que exhiben Serio y Gabrielli para Acovi: el porcentaje de hogares sin agua corriente en el país pasó del 15 % al 11 % en 2012; si observamos las cifras de la cantidad de hogares argentinos con desagüe a la red pública, tampoco se ven grandes mejoras: pasó de un 43 % en 2003 a un 37 % en 2012.
El segundo sector en la última década, a pesar de tener un pasar económico un poco mejor, se vio imposibilitado de poseer una vivienda propia debido a la falta de acceso al crédito, lo que tuvo como consecuencia inmediata la saturación del mercado de alquileres. Hoy en día, con las altas tasas de interés que impone el BCRA, la situación crediticia se complica aún más.