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Respuesta:
Explicación:
se también: Caballería medieval, Hidalgo, Gentilhombre y Galantería.
Caballero, la Muerte y el Diablo
Alberto Durero (1513), grabado en metal.
David I de Escocia nombrando caballero a un infanzón
Retrato de caballero por Vittore Carpaccio, 1510
Un caballero es, según la acepción más general de la palabra, un jinete o persona que monta a caballo o, más estrictamente, una persona de origen noble o, en época actual, simplemente distinguida o poseedora de un código de conducta gentil, atento y solidario. Esta variedad de significados a lo largo de la historia se debe a que montar a caballo ha caracterizado a distintas condiciones sociales según las culturas o etapas históricas de que se trate. Para las tribus nómadas de Asia Central existía una relación muy estrecha entre hombre y caballo, pues este último era no solo un medio de transporte, sino también una poderosa fuente de riqueza (y, por tanto, de distinción social) al facilitar la caza, la agricultura, el comercio con o sin carro y los viajes, contribuyendo además a la guerra y los rituales mágicos religiosos. Las culturas sedentarias lo utilizaban, además de para esas funciones, como fuerza para mover maquinaria (norias, arados, carruajes etc.) y cargas pesadas y cultivar el campo; incluso sus excrementos o estiércol servían para abonar los huertos o alimentar fogatas.
Para los romanos y griegos, en cambio, ser caballero implicaba un prestigio social y económico dado el gran costo de mantenimiento de uno o varios caballos (poseer uno solo exigía la renta económica suficiente para pagar un establo, tierras con suficiente extensión como para criar el alimento con que darle de comer (y que a su vez necesitaban a caballos, asnos o mulas para ararlas), un pozo para abastecer de agua al animal o animales, servidumbre para sembrar esas tierras y cuidar, alimentar, limpiar, pasear y custodiar al animal, dinero para pagar su doma y sus arreos -la costosa silla de cuero, herraje y avíos-, etcétera).
Por otra parte, la caballería otorgaba un gran poder militar. Los griegos y macedonios la conjugaban con una unidad militar menos fuerte, la infantería, en la llamada falange que permitió a los macedonios conquistar el Imperio Persa en tiempos de Alejandro Magno.
En la Edad Media, la institución de la caballería vino a ser un progreso sobre el brutal y bárbaro guerrero antiguo. Estaba relacionada con un código de conducta y de honor que definía no solamente el arte de la guerra, sino que también implicaba reglamentos específicos de conducta religiosa, moral y social (véase órdenes de caballería) identificados plenamente con los ideales de la vida cortesana y religiosa medieval. El caballero o paladín era necesariamente un señor feudal y la caballería ligera o bien pesada a que pertenecía era un cuerpo militar al servicio de un rey o poder feudal desde los tiempos de los antiguos imperios medo y aqueménida, que adoptaron la costumbre de usar el caballo como arma, montando a los guerreros sobre el animal, a diferencia de etapas anteriores, cuando sólo se le usaba como animal de tiro al que se ataba un carro o carroza de combate. Posteriormente los medos adoptaron el uso de la armadura completa, dando inicio así a la caballería pesada, recurso fundamental para la guerra hasta la aparición de la pólvora.
La trayectoria vital de un caballero medieval era, por lo general, la de un hombre de noble cuna que, habiendo servido en su primera juventud como paje y escudero, era luego ceremonialmente ascendido por sus superiores al rango de caballero. Durante la ceremonia de investidura el aspirante solía prestar juramento de ser valiente, leal y cortés, así como de proteger a los indefensos; lo que se denominaba el código de caballería. Convertido en ideal caballeresco (el del "caballero andante"), fue un importante componente de la ideología justificativa de la función de la nobleza en la sociedad estamental, y se expresó en la denominada literatura caballeresca (cantares de gesta, poesía trovadoresca, romancero, materia de Francia, materia de Bretaña, materia de Roma, libros de caballerías, novela caballeresca) y en todo tipo de obras de arte.
Sin embargo, también existía otro tipo de caballeros andantes, los routiers, caballeros errantes que recorrían los caminos para ofrecerse como profesionales de la guerra o mercenarios que se vendían al mejor postor, formando incluso cuerpos de ejército, las llamadas compañías libres. Carecían del idealismo de las órdenes de caballería y destacaban por su crueldad y falta de escrúpulos, demostrada además en el saqueo y pillaje de su campo de acción. Un ejemplo: Bertrand du Guesclin, con sus Compañías blancas, intervino como mercenario a favor de Enrique II de Trastámara contra el rey legítimo de Castilla Pedro I el Cruel.
Etimología
que los dioses son la mayor autoridad cuyas leyes deben ser respetadas u obedecidas