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eso pasaría si desapareciera de nuestro organismo el oxígeno (el más abundante) o el carbono, pero también sucedería si elimináramos, por ejemplo, los 5 miligramos que tenemos del raro molibdeno, pues es esencial para producir ácido úrico, el camino que tiene nuestro organismo para deshacerse del material nitrogenado indeseado. O el también raro vanadio, del que tenemos un décima de miligramo.
También puede sorprendernos descubrir quetambién tenemos plata y oro, aunque en cantidades casi despreciables: unos pocos miligramos de plata y unas décimas de miligramo de oro. No desempeñan ningún papel en el mantenimiento de nuestro organismo, pero si los vendiéramos tampoco nos íbamos a hacer ricos: ni diez céntimos nos darían por ellos.
Son muchos los elementos que podemos encontrar en nuestro cuerpo. De algunos solo hallamos trazas ínfimas, prácticamente indetectables, y con nombres tan poco conocidos como disprosio, erbio, gadolinio, holmio, lutecio... que entran en nuestro organismo con el agua y los alimentos. Otros, como el litio, del que tenemos 7 miligramos, lo ingerimos con las patatas y en mucha menos cantidad con naranjas y lechugas. ¿Y qué decir del cobalto, un metal tremendamente importante a nivel comercial pues interviene en aleaciones para imanes, cuchillas de afeitar, cerámicas, catalizadores varios de la industria química...? No podríamos vivir sin él pues se encuentra en el mismo corazón de la vitamina B12 y es ejemplo de uno de los más raros ejemplos de enlace en la naturaleza: el del carbono con un metal.
También puede sorprendernos descubrir quetambién tenemos plata y oro, aunque en cantidades casi despreciables: unos pocos miligramos de plata y unas décimas de miligramo de oro. No desempeñan ningún papel en el mantenimiento de nuestro organismo, pero si los vendiéramos tampoco nos íbamos a hacer ricos: ni diez céntimos nos darían por ellos.
Son muchos los elementos que podemos encontrar en nuestro cuerpo. De algunos solo hallamos trazas ínfimas, prácticamente indetectables, y con nombres tan poco conocidos como disprosio, erbio, gadolinio, holmio, lutecio... que entran en nuestro organismo con el agua y los alimentos. Otros, como el litio, del que tenemos 7 miligramos, lo ingerimos con las patatas y en mucha menos cantidad con naranjas y lechugas. ¿Y qué decir del cobalto, un metal tremendamente importante a nivel comercial pues interviene en aleaciones para imanes, cuchillas de afeitar, cerámicas, catalizadores varios de la industria química...? No podríamos vivir sin él pues se encuentra en el mismo corazón de la vitamina B12 y es ejemplo de uno de los más raros ejemplos de enlace en la naturaleza: el del carbono con un metal.
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