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Sin duda la descripción física es la primera herramienta que se te viene a la mente cuando piensas en caracterizar a un personaje.
Describir al personaje, dando sus rasgos físicos y glosando su apariencia, es importante para que el lector pueda imaginarse quiénes son los intérpretes de la historia.
Para hacerlo, puedes detener un momento el avance de la acción para incorporar una descripción más o menos extensa del personaje. Pero también puedes optar por dar pequeñas pinceladas aquí y allá que vayan creando una imagen completa.
Galsworthy presenta así a Irene en El propietario, la primera novela de la trilogía:
Una mujer alta, de hermosa figura, a quien alguien de la familia había comparado con una diosa pagana, contemplaba a aquellos dos con una sonrisa indefinida.
Tenía las manos, enfundadas en guantes de color gris piedra, cruzadas una sobre la otra, y el rostro, serio y encantador, ligeramente ladeado, atrayendo las miradas de todos los hombres próximos a ella. Su figura se mecía con tanto equilibrio que parecía bastar un soplo de aire para ponerla en movimiento. En sus mejillas había calidez, aunque poco color; los ojos eran grandes, oscuros y aterciopelados; pero eran los labios —al formular una pregunta o dar una respuesta, con aquella leve y enigmática sonrisa—los que atraían las miradas de los hombres; eran delicados, sensuales, dulces y parecían exhalar un calor y una fragancia propios de una flor.
Este párrafo nos presenta a una mujer hermosa, también elegante, que despierta la admiración de los hombres a su alrededor.
En posteriores apariciones, Galsworthy no deja de mencionar la elegancia de su atuendo dando breves descripciones de sus vestidos. O la atractiva manera en la que se mueve, describiendo sus gestos o sus andares.
Recuerda que no solo la apariencia física sirve para que el lector se represente a un personaje, también sus gestos contribuyen.
El hombre que disimula sus nervios ajustándose el nudo de la corbata. Una mujer con pocos modales que chasquea los dedos para llamar la atención. Un niño tímido que se oculta tras las piernas de su padre…
En el caso de Irene, un gesto que la caracteriza es la impenetrabilidad de sus miradas, que desconcierta a más de uno a lo largo de la novela:
Mirándola con los párpados entornados, Soames asintió con la cabeza y vio a Irene dedicarle una de sus miradas impenetrables.
Aunque no son el único recurso para caracterizar a tu personaje, escribir buenas descripciones es importante. En este artículo te damos algunas ideas para lograrlo.