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Respuesta:n Mesopotamia prevaleció la idea de la introducción de un espíritu como causa de muchas enfermedades. Tal es así, que de acuerdo al lugar donde aparecía la enfermedad, le correspondía un espíritu diferente. Esto parecería una clasificación, una especialización como las que existían entre los egipcios, ya que distintos médicos trataban la enfermedad según el órgano o la zona enferma (Baines y Malek). Para liberarse de estos malos espíritus o demonios (Utukku, L. 577) era necesario practicar toda clase de exorcismos, pronunciando fórmulas que era necesario llevar a cabo y que consistían en purificaciones, sacrificios y penitencias. Al respecto, es interesante citar como ejemplo, una plegaria extraída del libro de Ruy Pérez Tamayo, "El concepto de enfermedad":
"El hombre de Ea soy yo / El Mensajero de Marduk soy yo / El gran dios Ea me ha enviado para revivir a este enfermo / Él ha agregado su magia pura a la mía / ... / Él ha agregado su plegaria pura a la mía / El destructor de los miembros / que se encuentra dentro del cuerpo de este enfermo / Tiene el poder de destruirlo / Pero por la palabra mágica de Ea (Enki) / debe salir de su cuerpo y huir ya".
A las fórmulas de este tipo se agregaban estatuillas de monstruos en la habitación del enfermo de manera que el espíritu que lo habitaba se asustara y huyera, dejando al enfermo en un proceso de convalecencia.
Para el hombre mesopotámico, impregnado de ideas religiosas y mágicas, la enfermedad era una más de las numerosas desdichas que afectaban a los hombres y que aceptaban como una especie de "lógica de la desgracia" que provenía del exterior (KU 4-RA, "entrar" y "enfermedad"). Por lo tanto era lógico que fuera asociada con dioses y demonios.
En la tablilla VIII del Poema Babilonio "Gilgamesh o la angustia por la Muerte" Gilgamesh se dirige a los Ancianos llorando por la muerte de su amigo Enkidu y dice que "un demonio maligno surgió y me lo arrebató". Es probable que se refiera a un "demonio", entendido como metáfora de la enfermedad que acabó con Enkidu.
En épocas muy primitivas, los demonios atacaban caprichosamente al individuo, pero más adelante se trató de encontrar en el propio individuo, la explicación de esta posesión, que ocurría en un determinado hombre y no en otro. Aquí se buscaría algo que justificara la entrada en el cuerpo, y se la atribuía a una falta, un error cometido por el paciente en su vida diaria y que daba lugar al castigo. Se hacía la lectura del fenómeno diciendo: "ya que hay enfermedad, ha habido falta". Y ésta era la labor del médico, averiguar cuál había sido la falta para tomar las medidas necesarias. Este tema se encuentra en el "Tratado acádico de diagnósticos y pronósticos médicos" en el que se puede encontrar un verdadero diagnóstico de la falta, la cual explicaría los síntomas del paciente: por ej. "él ha pisado aguas sucias"o "él ha blasfemado", etc. Otro tipo de diagnóstico sería "la mano de Samas" (el sol), que indicaría que esa divinidad ocasionó la enfermedad, pero esto no permite saber a que tipo de mal correspondía, ya que aparece en distintas afecciones.
Explicación:
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