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La economía de las Trece Colonias era excelente, con una buena agricultura y ganadería, un artesanado apreciable, una pesca importante y un gran comercio. La agricultura era notable tanto en la producción de excedentes comercializables, como en los de subsistencia.
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Respuesta:
La economía de las Trece Colonias era excelente, con una buena agricultura y ganadería, un artesanado apreciable, una pesca importante y un gran comercio. La agricultura era notable tanto en la producción de excedentes comercializables, como en los de subsistencia.
La primera se practicaba, sobre todo, en las colonias sureñas y se centraba en el tabaco (a mediados de la década de los setenta Virginia producía unos 28 millones de libras), el añil (cultivado en tierras altas) y arroz (en las bajas). El tabaco requería mucha mano de obra, esclava o alquilada, y agotaba la tierra, por lo que era preciso barbechar. Afortunadamente había tierra en abundancia. Cuando ésta empezó a escasear, se penetró hacia las tierras vírgenes del oeste. En las colonias centrales se sembraba principalmente trigo, maíz, cebada, centeno, avena, frutas y hortalizas. Los emigrantes alemanes y holandeses eran magníficos agricultores y la existencia de grandes ciudades garantizaba la colocación de los productos. El cultivo del trigo dio grandes excedentes, exportados como harina hacia mercados hispanoamericanos, donde tenían gran demanda. Para que no se estropeara durante la travesía, se empacaba en bolsas enceradas y guardadas en barricas de roble. El éxito de las exportaciones de harinas norteamericanas se debió más a la forma de envasarla que a la calidad del producto, pues llegaba a los destinatarios en buenas condiciones. La producción agrícola se hacía usualmente en pequeñas o medianas propiedades y con mano de obra familiar, complementada a veces con siervos o algunos jornaleros. La agricultura en las colonias del norte tropezaba con la dificultad de suelos pobres y se centraba en cultivos de subsistencia: maíz, legumbres y frutas. Su ganadería era importante, por el contrario, destacando la cría de animales de tiro, de transporte y de carne o leche. Se fabricaban buenos quesos y mantequillas con destino al exterior. La unidad agrícola productiva era pequeña y familiar. Otra riqueza de estas colonias era la pesca, que permitía una industria de salazones. El artesanado atendía las necesidades fundamentales de las poblaciones. La existencia de minas de hierro y carbón permitió crear abundantes ferrerías. También se hicieron algunas fábricas textiles en Massachusetts, así como de papel, de vidrio, etc. Especial importancia tuvieron la elaboración de rones con melazas traídas de las colonias francesas del Caribe, la fabricación de sombreros aprovechando las pieles intercambiadas con los indios y la construcción de barcos. Estos últimos se hicieron en astilleros de casi todas las ciudades portuarias, principalmente en Boston. Inglaterra temió un desarrollo industrial que hiciera sombra a sus exportaciones y puso limitaciones al mismo. Prohibió exportar artículos de hierro (sólo podían exportarse barras de hierro), textiles de lana con destino a la metrópoli o a otras colonias inglesas (desde fines del siglo XVII) y sombreros (desde 1732). En cuanto a la elaboración de rones obligó a fabricarlos con melazas de las propias islas inglesas (acta de melazas). El comercio exterior tenía numerosas trabas, como acabamos de ver, con objeto de proteger la industria metropolitana. Todo el comercio debía hacerse en buques ingleses o norteamericanos y con determinados ámbitos señalados. Las Trece Colonias se convirtieron en el mejor mercado colonial inglés en los lustros previos a la Independencia, pasando del 16 al 33% del monto global de las exportaciones. Las colonias realizaban, simultáneamente, un intenso tráfico de contrabando con puertos españoles y franceses que minaba el negocio inglés. Tras la Paz de París, la Corona inglesa acentuó la vigilancia contra el contrabando, aumentó los impuestos y pretendió utilizar las colonias como mercado para algunos productos que no encontraban fácil colocación en su mercado. Esta política condujo inexorablemente a la rebelión de las colonias.