• Asignatura: Historia
  • Autor: cristelaylinc
  • hace 5 años

Las personas de este siglo XXIX viven en medio de un per-

manente espectáculo de magia y no parecen darse cuenta.

Hartos de las maravillas, permanecen indiferentes frente a los

aportes del progreso. Si fueran más justos, apreciarían como

es debido los refinamientos de nuestra civilización. Si la com-

pararan con el pasado, se darían cuenta del camino recorrido.

¡Cuánto más admirables les parecerían las modernas ciudades

con calles de cien metros de ancho, con casas de trescientos

metros de altura, a una temperatura siempre constante, con el

cielo surcado por miles de aerocoches y aeroómnibus! Al lado

de estas ciudades, cuya población alcanza a veces los diez

millones de habitantes, ¿qué eran aquellos pueblos, aquellas

aldeas de hace mil años, esas París, Londres, Berlín o Nueva

York? Apenas pueblitos mal aireados y enlodados, en los que

circulaban, tiradas por caballos, unas cajas traqueteantes. ¡Sí,

caballos! ¡Es de no creer! Si recordaran el funcionamiento de-

fectuoso de los paquebotes y de los ferrocarriles, su lentitud y

sus frecuentes choques, ¿qué precio no pagarían los viajeros

por los aerotrenes y, sobre todo, por los tubos neumáticos, ten-

didos a través de los océanos y por los cuales se transportan

a una velocidad de 1.500 kilómetros por hora? Por último, ¿no

disfrutarían más del teléfono y de la telefoto si recordaran los

antiguos aparatos de Morse y de Hugues, tan ineficientes para

la transmisión rápida de mensajes?

¡Qué extraño! Estas increíbles transformaciones se basan en

principios perfectamente conocidos que quizás habían descui-

dado demasiado nuestros antepasados. En efecto, el calor, el

vapor, la electricidad son tan antiguos como el ser humano.

A fines del siglo XIX, ¿no afirmaban ya los científicos que la

única diferencia entre las fuerzas físicas y químicas reside en

un modo de vibración, propio de cada una de ellas, de las par-

tículas del éter?

Puesto que se había dado el enorme paso de reconocer la

similitud de todas estas fuerzas, es inconcebible que se haya

necesitado tanto tiempo para llegar a determinar cada uno de

los modos de vibración que las diferencian. Es extraordinario,

sobre todo, que el método para reproducirlas directamente

una de la otra se haya descubierto en tiempos tan recientes.

Sin embargo, así sucedieron las cosas y fue solamente en

2790, hace cien años, que el célebre Oswald Nyer lo consiguió.

¡Este gran hombre fue un verdadero benefactor de la hu-

manidad! Su genial invención fue la madre de todas las otras.

Así surgió una pléyade de innovadores que condujo a nuestro

extraordinario James Jackson. A este último le debemos los

nuevos acumuladores que condensan la fuerza de los rayos

solares, unos, y la electricidad almacenada en el seno de nues-

tro globo, otros. […] También de él procede el transformador

que, extrayendo la energía de los acumuladores bajo la forma

de calor, de luz, de electricidad, de potencia mecánica, la de-

vuelve al espacio, luego de haber obtenido el trabajo deseado.

¡Sí! El verdadero progreso tuvo lugar cuando estos dos ins-

trumentos fueron ideados. Sus aplicaciones son incalculables.

Al atenuar los rigores del invierno por la restitución del exceso

de los calores estivales, han ayudado eficazmente a la agricul-

tura. Al suministrar la fuerza motriz de los aparatos de navega-

ción aérea, han permitido un magnífico desarrollo del comer-

cio. A ellos debemos la producción incesante de electricidad

sin pilas ni máquinas, de luz sin combustión ni incandescencia

y, por último, de una inagotable fuente de trabajo, que ha cen-

tuplicado la producción industrial.

¡Pues bien! Encontraremos el conjunto de estas maravillas

en una mansión incomparable, la mansión del Earth Herald, re-

cientemente inaugurada en la avenida 16823 de Centrópolis, la

actual capital de los Estados Unidos de las dos Américas. [...]

Traducción propia.

Actividad 1

a) El cuento de Verne fue publicado en 1889. Reléanlo y enu-

meren con qué elementos técnicos similares a los que se

nombran contamos hoy.

b) Lean con atención las descripciones de las ciudades. ¿En

qué se diferencian y en qué se parecen esos centros urba-

nos a las ciudades de nuestros días?

doy coronita y puntos al que me ayudeee​

Respuestas

Respuesta dada por: leslyramon535
0

Respuesta:

es la (b

Explicación:

porque estás diciendo que muetew


cristelaylinc: la a. y la b. son preguntas
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