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Respuesta:El asiento
El anciano llegó a la estación del subterráneo y le sorprendió la cantidad de gente que se encontraba en el andén. -”Será hora pico” -reflexionó, pero sus pensamientos se interrumpieron ante la llegada de la formación.
El coche estaba lleno y por supuesto, todos los asientos ocupados. Él eligió la zona reservada para mujeres embarazadas y ancianos. Supuso, equivocadamente, que el joven que ocupaba dicho asiento, se lo cedería.
Pero el joven estaba profundamente abstraído con su teléfono, tratando de resolver un juego de ingenio. El anciano se aferró a la manivela colgante y pensó que distinta era la realidad actual. No se cedían los asientos a mujeres o ancianos, aun en el sitio reservado para ellos.
Imaginaba una pelea entre los ocupantes de los asientos, para cedérselo a él, mientras esbozaba una sonrisa, agradeciendo ese gesto. De pronto, una señora mayor lo llamó, ofreciéndole su asiento. El anciano la miró agradecido por ese gesto, pero no pudo aceptarlo. Había llegado a destino.
Explicación: