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Respuesta:Desde que apareció la fiebre del litio por la rápida expansión del mercado de las baterías para autos eléctricos, Sudamérica vio una gran oportunidad de mercadeo de este mineral.
Y es que en ‘el triángulo del litio’ (formado por Argentina, Bolivia y Chile) están las mayores reservas mundiales de este metal.
Esos tres países se lanzaron de golpe hace más de una década a buscar la forma de explotar sus reservas, pero el viaje desde la extracción del litio hasta llegar a la fabricación de una batería para autos, es largo y pedregoso.
En el medio, hay muchas paradas que permiten agregarle valor a este producto natural conocido como ‘oro blanco’, cuya demanda aumenta frenéticamente en la medida que los autos eléctricos se empiezan a popularizar en cada vez más países.
A continuación, tres de los desafíos que enfrentan los países sudamericanos para entrar en la disputada carrera de fabricar baterías.
1. la Alta especialización
Los países que forman parte del ‘triángulo del litio’ concentran más de la mitad de las reservas mundiales del metal, según las estimaciones más conservadoras.
Sin embargo, la fabricación de baterías requiere de un alto nivel de especialización tecnológica, que no se creará de la noche a la mañana.
“No basta con tener litio. Eso no es garantía de nada”, dice Jose Lazuen, especialista en este campo.
“El 90% de las baterías en la próxima década serán destinadas a la industria automotriz.
“Pero hay una cadena de producción muy larga, donde el litio es apenas una parte”, advierte.
Si el punto de partida es la extracción del metal, el paso siguiente es su procesamiento para convertirlo en químicos manejables, como el carbonato o el hidróxido de litio.
En esta fase están los productores sudamericanos, trabajando en plantas con capitales extranjeros, que procesan el metal después de extraerlo.
De ahí en adelante la cadena de producción se pone cuesta arriba: la siguiente meta es producir cátodos, luego celdas y al final del camino, baterías.
Es por eso, explica Lazuen, que los países que fabrican baterías han impulsado una industria química y de ensamblaje que requiere un avanzado desarrollo tecnológico.
Y aunque el mercado mundial también necesita baterías para celulares y computadoras el “gran negocio” que está creciendo frenéticamente es la fabricación de baterías para autos, que es dominada por China, que concentra el 70% de la producción y una parte aún mayor del mercado.
2. El factor geográfico
“La idea de que los países sudamericanos serán exportadores de baterías para autos eléctricos no tiene mucho sentido”, dice Lazuen.
“Como están lejos de los grandes centros de fabricación de autos, el costo del transporte de baterías es muy alto.
Por eso, “que un país tenga litio no le da una ventaja logística”, explica. “Probablemente su mejor opción sería exportar la materia prima”, dice Lazuen.
Como ya se dijo, el líder mundial en la producción de baterías eléctricas para autos es China.
Pero el factor clave, según los analistas, es que la producción de baterías se encuentre cerca de los centros de fabricación de autos.
Y desde esa perspectiva, el triángulo sudamericano tiene una gran desventaja para exportar baterías a Estados Unidos, México, Europa y Asia.
“Los empresarios chinos probablemente no instalarán una fábrica de baterías en Sudamérica, para mandar esas baterías de vuelta a China”, señala Lazuen, salvo que un análisis de costos demuestre lo contrario.
Estar tan lejos de los grandes centros de fabricación de autos, es la principal desventaja mencionada por los analistas.
De hecho, las baterías no se pueden exportar por avión, porque tienen un peso que encarece el costo del traslado.
Uno de los problemas del ‘triángulo de litio’ es que está lejos de los grandes centros de fabricación de automóviles eléctricos.
Pero además, no están dispuestos a correr el riesgo de instalar una fábrica en países donde no esté garantizada la estabilidad y la seguridad jurídica.
3. La competencia
Cuando los países quieren atraer inversionistas extranjeros, suelen ofrecer incentivos.
Entre ellos, la exención del pago de impuestos o la financiación de gran parte de los proyectos.
“Si los incentivos son los correctos, seguramente las fábricas se instalarán donde sea económica y geopolíticamente viable”, apunta Lazuen.
Pero a todos los desafíos anteriores, se suman los reclamos de organizaciones medioambientales y comunidades indígenas que se oponen a prácticas consideradas “depredadoras” por parte de las empresas que extraen y procesan el litio, que ponen en peligro los ecosistemas.
Explicación: ESPERO Y TE SIRVA..... :))))