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Explicación:Babieca fue el legendario caballo que las fuentes literarias, a partir del Cantar de mio Cid (escrito hacia 1200), y la tradición posterior, atribuyen al noble castellano Rodrigo Díaz, conocido como El Cid Campeador, quien llegó a dominar prácticamente todo el oriente de la península ibérica a finales del siglo XI.
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Babieca fue el legendario caballo que las fuentes literarias, a partir del Cantar de mio Cid (escrito hacia 1200), y la tradición posterior, atribuyen al noble castellano Rodrigo Díaz, conocido como El Cid Campeador, quien llegó a dominar prácticamente todo el oriente de la península ibérica a finales del siglo XI.
Estatua del Cid, en Burgos
Babieca fue el caballo del hidalgo y guerrero castellano Rodrigo Díaz de Vivar conocido como el Cid campeador y que llegó a dominar prácticamente todo el oriente de la Península Ibérica, a finales del siglo XI.
Aunque su raza no está clara, algunos dicen que se trataba de un caballo andaluz blanco. Otros, sin embargo, creen que era de origen leonés, concretamente de la comarca de Babia (de ahí su nombre Babieca). Otras fuentes citan que tal nombre le viene por ser un ejemplar de mal porte, feo en apariencia, ya que "babieca" es una antigua expresión que en castellano significa "feo, tonto o soso". En el segundo caso, probablemente fuera un caballo de raza asturcona.
Le fue regalado por el rey Alfonso VI de León y Castilla como recompensa a sus servicios. Dicen algunos textos que al elegir a ese caballo, su tío exclamó ¡Babieca! y le pidió que eligiera otro caballo de sus establos. Sin embargo, el Cid le puso ese nombre, y se quedó con él, pues consideraba que a pesar de no ser un caballo vistoso, valía más que los hermosos caballos que estaban en la cuadra.
Realmente, la procedencia de Babieca no está clara, de hecho José Amador de los Ríos da una versión diferente a la del cantar. Según él, fue el padrino del Cid quien le ofreció que escogiera un potro de sus yeguas francesas; y al ser el elegido un ejemplar feo y sarnoso, le increpó: "¡Mal escogiste babieca!"; a lo que Rodrigo respondió: “Babieca se llamará y será buen caballo”. Bien le entrenó que aún sin riendas le gobernaba y enderezaba donde quería. También le impuso a que no se detuviese en la carrera cuando descargaba el golpe contra los moros. Sin embargo, si atendemos a lo escrito en el cantar, hallamos varios términos que podrían apostar por su procedencia sevillana; Pablo Gredilla interpreta “caballo corredor” con procedencia árabe, teoría apoyada desde el Carmen Campidotoris: “Corre más que el viento y salta mejor que un venado”. Pero también aparece el término “caballo grueso y corredor”, características que solo reúne el español, que sería el actual andaluz, de airoso andar y potente empuje. La verdad podría encontrarse en el equilibrio entre ambas, es decir, Babieca tendría sangre árabe y española; esto sería posible ya que en siglos anteriores se habían exportado ejemplares de genética española/andaluza al norte de África como elemento mejorante y ya en la época del Campeador, el resultado no se distinguía de las sangres puras. La vida literaria de Babieca comienza así:
Por nombre el caballo Bavieca cabalga,
Fizo una corrida, ésta fo tan estraña,
Quando ovo corrido, todos se maravillavan;
Des día se preçió Bavieca en quant grant fo España. -versos 1588 a 1591-
Tumba de Babieca
Monolito que recuerda a Babieca en San Pedro de Cardeña.
Según la leyenda, fue el caballo sobre el que la esposa de El Cid montó el cadáver de éste para hacer creer a sus enemigos que seguía vivo. Después, Babieca no volvió a ser montado y murió dos años más tarde a la inusual edad de 40 años. Fue enterrado en algún lugar del Monasterio de San Pedro de Cardeña, a 10 km de Burgos, en el término municipal de Castrillo del Val y junto a las localidades de Cardeñajimeno y Carcedo.
En la explanada situada frente a la fachada principal, en la que aparece una imagen ecuestre del Cid Campeador, hay una estatua del Sagrado Corazón, y a la izquierda un monolito con leyenda alusiva al caballo Babieca. Coincide con el lugar donde, según la tradición, fue sepultado el fiel animal, auque las excavaciones arqueológicas financiadas por el Duque de Alba en el año 1949 no obtuvieron resultados.