Respuestas
Tradicionalmente, los órdenes religiosos universales han pretendido estar en
posesión de la verdad absoluta, que debía ser impuesta al conjunto de la humanidad. En
estos sistemas cerrados, al ser humano se le reconocía como tal únicamente si admitía
dicha verdad y su superioridad, y no había otro modo de que el individuo y el grupo se
integraran en la unidad social si no era convirtiéndose a la religión dominante. La
tolerancia en tales circunstancias, caracterizadas por unas relaciones de
sumisión/dominación entre los grupos e individuos, era algo muy excepcional, si es que
no inexistente. No obstante, Walzer observa que, bajo algunas condiciones, los imperios
multinacionales, incluso aquellos dominados por una religión universal como el imperio
otomano, desarrollaron un marco de tolerancia autocrático, donde diferentes grupos
aprendían a convivir pacíficamente y adoptaban una actitud positiva hacia la diferencia.
Este ensayo intenta acercarse al fenómeno de la gestión de la diferencia religiosa en la
experiencia histórica musulmana, pero de modo que supere el caso más conocido del
sistema millet otomano, intentando indagar en lo que podría haber sido su génesis
temprana, y a partir de ahí averiguar en qué medida permitió, y permite, el islam la
apertura hacia el “otro” diferente. El presente artículo examinará en qué medida el
ideario y la experiencia musulmanas se aproximan al concepto moderno de tolerancia,
exponiendo primeramente este concepto y sus incentivos y límites, antes de pasar,
después, a analizar la gestión de la diferencia dentro de la experiencia musulmana: la
diferencia entre diferentes sectas dentro del propio islam, por una parte, y, por la otra, la
diferencia con el “otro” religioso.