Cómo describirías tú, la emergencia de los populismos en el marco de la Guerra Fría

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Respuesta dada por: teamocristian12
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El populismo es una forma de democracia autoritaria que originalmente surgió como una reformulación de posguerra del fascismo. Antes del final del fascismo habían surgido algunas ideologías y movimientos prepopulistas precoces en países tan distintos como Francia, Rusia y Estados Unidos, pero el contexto era completamente diferente y nunca habían llegado al poder. El populismo recién se convirtió en un régimen con la retirada del fascismo del escenario mundial. Fue un punto de inflexión histórico, como lo habían sido los regímenes de Hitler y Mussolini. Antes de asumir la forma de régimen, el fascismo también había sido un mero movimiento de protesta, más que un camino exitoso hacia el poder. Una vez que accedió al poder en Italia, el fascismo se convirtió en un paradigma político verdaderamente global. En este marco nuevo, los fascistas transnacionales cambiaron sustancialmente de perspectiva: ahora era un camino exitoso hacia el poder, y ya no un estilo político de oposición al liberalismo y el socialismo. En este sentido, la revolución de Mussolini tuvo efectos innovadores y globales parecidos a los de las revoluciones rusa y francesa. Mientras estas revoluciones y los regímenes fascistas se consolidaron inicialmente en Europa, los regímenes populistas surgieron primero en América Latina luego de 1945. Los regímenes populistas como el de Juan Perón en la Argentina y Getúlio Vargas en Brasil no fueron verdaderas revoluciones sino más bien síntomas revolucionarios de la creación, a principios de la Guerra Fría, de un paradigma político nuevo para gobernar la nación.

Antes del fascismo, el populismo había sido un estilo político autoritario de movimientos de oposición. Luego del fascismo, el campo político se despejó y el populismo pudo completarse. Pasó a ser un paradigma político autoritario de pleno derecho; a saber: una manera influyente de regir el estado en ausencia de los poderes fascistas. Como el fascismo, el populismo no era un sustituto de otras políticas. Los populistas no eran simples mensajeros del pueblo sino actores por derecho propio. Como lo habían hecho antes los regímenes fascistas, los regímenes populistas actuaban y decidían en nombre del pueblo, sólo que ahora a través de medios democráticos. En otras palabras, el populismo no era sólo un paréntesis en la historia. Más que una mera forma democrática de fascismo, el populismo en el poder era un fenómeno político nuevo para una nueva era histórica. El populismo moderno estaba conectado con la Guerra Fría y originalmente fue una respuesta a la crisis de representación política que primero había creado al fascismo y luego había contribuido a su defunción. Así, pues, para explicar el populismo y sus políticas es necesario ubicarse en los contextos históricos del populismo.

Mientras el objetivo del fascismo es la dictadura y la abolición de la división de poderes y el imperio de la ley, el populismo, al menos en la historia moderna, casi nunca destruyó la democracia. Sin embargo, los populistas socavaban una y otra vez el imperio de la ley y la división de poderes sin abolirlos del todo. Las elecciones no tenían sentido para los fascistas, pero los populistas les atribuían una importancia fundamental. No hay duda de que la democracia populista era nacionalista y menos cosmopolita y emancipatoria que otras formas democráticas. Pero como los populistas incrementaban la participación electoral, se podía pensar que el populismo ampliaba la democracia. Por lo tanto, la complejidad histórica del populismo ha obstaculizado los intentos recientes de definirlo de manera simplista, ya sea exagerando el término o reduciéndolo a una fórmula estática. De hecho, cuanto más simplista sea la definición, más lejos estaremos de la especificidad que el populismo representa en la historia de la política.

Es comprensible que los historiadores hayan reaccionado contra la reducción de la historia a un gabinete de curiosidades del que los teóricos pueden seleccionar los artefactos que necesiten. Un enfoque tan reduccionista representa una forma de contextualización radical más propia de anticuarios que de historiadores. Mientras los anticuarios coleccionan reliquias del pasado, los historiadores profesionales analizan e interpretan contextos del pasado en relación con sus variaciones y continuidades presentes.

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