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Respuesta:
todos sus amigos acudieron a consolarle al Palacio Real, de tal forma que el emperador recordando el disgusto se metió en su habitación y dejó de vestirse, de estar contento, pues cuidar su imagen había sido su vida hasta ahora
Pasó Navidad, Pascua…, pero fue en vano, todos le ayudaban ofreciéndole prendas de ropa, adornos, tocados, pañuelos de seda…
Pero no sirvió para nada, el Emperador seguía sin salir, cada vez se alejaba más la pasión por la ropa. El pueblo estaba muy preocupado, colgaban carteles en los que se anunciaba:
-¡Mil euros, por quien cure al emperador de Cádiz, mil euros!-
Hasta que un día llego a Palacio un señor que en su chaquetera ponía: MÉDICO. Todos saltaban de alegría, llevaba un maletín cargado de utensilios médicos.
El médico se presento en Palacio, y los criados le condujeron hasta la habitación.
Estuvo trabajando tres días y dos noches con el Emperador. Hasta que, al cabo de este tiempo, el emperador, ya vestido, salió de la habitación muy contento, mandando a los guardias encerrar a los malandrines que le habían engañado con el traje invisible en las mazmorras.
El médico recibió el saco de oro que se merecía. Y el emperador convocó otro desfile aprendiendo la lección de no ser engañado. Nadie sabe qué hizo el médico, pero se rumorea que habló con el Emperador de que lo importante es lo de dentro no lo de fuera