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El flagelo de las drogas
El tema de las drogas seguirá siendo por muchos años noticia de todos los días. La globalización del mundo actual ha cambiado mucho y uno de los factores determinantes ha sido la introducción de la droga en todos los medios. Son muchos y muy variados los enfoques que se le dan: adicción, tráfico, controles, corrupción, luchas anti-, infiltración en los medios políticos y sociales, violencia de los adolescentes, irrespeto a la vida por parte de los narcos, legalización, etc.
La lucha anti- involucra la ayuda de países amigos o la influencia de países no tan amigos, pero esa lucha siempre será muy desigual. El arma más eficaz para combatir el problema de las drogas es la educación, pero llevada a cabo con sabiduría y no por brotes entusiastas, desordenados y emocionales.
Políticas bien definidas. Por todo esto y más, la lucha anti-debe convertirse en un reto nacional en el que existan políticas de Estado bien definidas hacia todo el entorno y este asunto no se vea como un problema más a resolver. Y es que el blanco de los narcotraficantes son nuestros niños y adolescentes, que, una vez sometidos a ese flagelo, se convertirán en consumidores de drogas durante muchos años.
Resulta fácil meter en esta danza, sobre todo, a los jóvenes que andan descarriados. Por eso, hay que enseñarles que existen muchos otros caminos de bien y que ellos no son malos, sino que nadie les ha dicho que pueden ser buenos. A esos muchachos hay que involucrarlos en campañas y programas que les ofrezcan espacios recreativos, pero, sobre todo, hay que enseñarles los aspectos vinculados con el mundo de las drogas, que tienen que ver con lo legal, lo fisiológico y lo patológico. Hay que insistirles en que el consumo de drogas no los conduce a nada productivo, y en que la vida les ofrece muchas más alternativas.
Las campañas anti- van dirigidas a los candidatos a consumir, a los consumidores y una labor preventiva respecto a toda la población. Según el Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA), nuestros jóvenes de ambos sexos inician el contacto con el alcohol y el cigarrillo a los diez u once años de edad. Entonces, las campañas educativas deben iniciarse entre los cinco y seis años.
Cinco años antes. El mensaje a los candidatos a consumir debe llegar cinco años antes de que tengan oportunidad de vincularse con la droga; es decir, esa educación debe iniciarse ya desde el kínder y repetirse con cierta regularidad, ya que los niños olvidan muy rápido. Por otra lado, para quienes ya son consumidores de drogas existen muchos programas de rehabilitación, que, sin embargo, hay que pulir más y deben contar con los recursos necesarios para que se vuelvan más efectivos.
Y en la labor preventiva debe involucrarse a toda la población, especialmente a los padres de familia, para que estén preparados a la hora de enfrentar el problema. Debería el Ministerio de Educación introducir la materia de las “adicciones” en el currículo de la educación primaria, secundaria y universitaria; en este último caso, en las escuelas de Medicina y Derecho.
Explicación:
espero haberte ayudado dame coronita plis porfavor.