¿Según la carta de san Pablo como describe la muerte y como llegaremos al cielo los vivos? la respuesta xfavooooor
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40Algunos cristianos de Corinto, influenciados por las ideas de su medio ambiente, negaban la resurrección de los muertos (15. 12). Para los griegos, en efecto, el cuerpo no era más que la envoltura transitoria del alma inmortal. Incluso se lo consideraba como algo malo, ya que mantenía prisionera al alma y le impedía retornar al mundo divino del que había sido arrojada. En el marco de esta ideología, la resurrección de los cuerpos era poco menos que inconcebible y, además, muy poco deseable, ya que equivalía a una vuelta a la prisión.
40Pablo se opone con toda energía a este falso «espiritualismo». Negar la resurrección de los muertos es negar la Resurrección de Cristo y, por lo tanto, privar de todo fundamento a la predicación apostólica y a la misma fe de la Iglesia. «Así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo» (15. 22). La gloria de Cristo resucitado es la «primicia» de nuestra futura resurrección y el fundamento de nuestra esperanza.
40Pero «¿cómo resucitan los muertos?» (15. 35). Pablo se hace eco de una pregunta que se planteaban los corintios y se siguen planteando los cristianos de todos los tiempos. Para explicar que la resurrección no es la «revivificación» de un cadáver ni el retorno a nuestro estado terrestre, él se vale de una comparación muy simple: la de la semilla que se convierte en una planta. El cuerpo mortal es como el grano sembrado en la tierra. El cuerpo glorioso es como la planta, distinta de la semilla y a la vez brotada de ella. Pero más allá de la comparación, una cosa es cierta: lo mismo que Cristo resucitado, nosotros seremos revestidos de una Vida nueva, de un cuerpo «espiritual» e incorruptible. «Él transformará nuestro pobre cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo glorioso» (Flp. 3. 21).
40Pablo se opone con toda energía a este falso «espiritualismo». Negar la resurrección de los muertos es negar la Resurrección de Cristo y, por lo tanto, privar de todo fundamento a la predicación apostólica y a la misma fe de la Iglesia. «Así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo» (15. 22). La gloria de Cristo resucitado es la «primicia» de nuestra futura resurrección y el fundamento de nuestra esperanza.
40Pero «¿cómo resucitan los muertos?» (15. 35). Pablo se hace eco de una pregunta que se planteaban los corintios y se siguen planteando los cristianos de todos los tiempos. Para explicar que la resurrección no es la «revivificación» de un cadáver ni el retorno a nuestro estado terrestre, él se vale de una comparación muy simple: la de la semilla que se convierte en una planta. El cuerpo mortal es como el grano sembrado en la tierra. El cuerpo glorioso es como la planta, distinta de la semilla y a la vez brotada de ella. Pero más allá de la comparación, una cosa es cierta: lo mismo que Cristo resucitado, nosotros seremos revestidos de una Vida nueva, de un cuerpo «espiritual» e incorruptible. «Él transformará nuestro pobre cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo glorioso» (Flp. 3. 21).
Melita7v72009:
osea
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