Crea un dialogo entre los dioses griegos, teniendo en cuenta, el poder o dote que los rige, y un análisis de la situación actual, si hipotéticamente existieran y tuvieran en sus manos el gobierno de nuestro país.
Plisplisplis es para hoy.
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Respuesta:
Luciano de Samósata
Diálogos de los dioses
HERMES Y MAYA
HERMES.
— ¿Es que hay en el cielo, madre, una divinidad más desgraciada que yo?
MAYA.
— No digas una cosa así, Hermes.
HERMES.
— ¿Cómo no voy a decirla yo que tengo tantísimos asuntos que atender y trabajar yo solodesperdigándome en tantos servicios? Por la mañana recién levantado tengo que barrer la sala delbanquete, y luego de extender el cojín del diván y poner en orden cada cosa, presentarme a Zeus yhacer llegar sus recados, corriendo todo el santo día para arriba y para abajo, y cuandovuelvo,manchado aún de polvo, servir la ambrosía. Y antes de que llegara el copero ese reciénadquirido,tenía yo también que escanciar el néctar. Y lo peor del caso es que de todos soy el únicoque no duerme por la noche, sino que entonces he de llevarle en comitiva las almas a Plutón,acompañar a los muertos y estar presente en la sesión del tribunal. Por lo visto no tengo bastantecon mis quehaceres diurnos, a saber, estar en las palestras, actuar de pregonero en las asamblease instruir a los oradores, sino que encima, dividido en trozos , he de organizar los asuntos de losmuertos. Los hijos de Leda, en cambio, están cada uno de ellos un día en el cielo y otro en elHades,en tanto que a mí me toca inexorablemente hacer todas esas tareas en el mismo día. Y loshijos de Alcmena y de Sémele, pese a haber sido engendrados de mortales desdichados, disfrutan delo lindo, sin cavilaciones de ningún tipo. Yo, en cambio, el hijo de Maya la Atlántida, estoy a suservicio. Incluso ahora mismo, recién llegado de Sidón de la casa de la hija de Cadmo a donde meenvió para ver qué es lo que hace la niña, sin darme un respiro me ha enviado otra vez a Argos paravisitar a Dánae: «y desde allí —me dice— te vas a Beocia y al paso échale un vistazo a Antíope». En resumen,que estoy hasta el gorro. Por lo menos, si pudiera, gustosamente pediría que me vendieran comolos que en la tierra viven en desgraciada esclavitud
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