Porque se señala que la segunda guerra mundial fue una guerra sin precedentes por la capacidad destructiva, la crueldad y el quiebre moral de la población. De qué forma esto se puede explicar.
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Nombrar y analizar. Investigar y reflexionar. El Holocausto, la Shoá: acontecimiento histórico sin precedentes que ha puesto de manifiesto, en su singularidad, la vulnerabilidad de la condición humana al tiempo que devino universal, en la posibilidad abierta -desde su propia especificidad- a otras formas de genocidio en subsecuentes escenarios históricos.
El Holocausto, la Shoá, Auschwitz. En las diferentes dimensiones que sus nombres designan, marcó una ruptura existencial y conceptual en la historia que inauguró y simbolizó un siglo, que si bien ha estado signado por asesinatos masivos, masacres y genocidios, ninguno tuvo un alcance tan devastador y singular como este acontecimiento.
Auschwitz, fue un momento -aunque el terminal- de un largo proceso de guerra contra un pueblo. Se proyectó como el núcleo del asesinato de seis millones de judíos, parte de la planeada aniquilación total del pueblo y del judaísmo -impedido solo por la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial-. Nunca antes en la historia un Estado legítimamente constituido se propuso aniquilar a un colectivo por su condición fundacional. El asesinato y la destrucción de la vida comunal judía fue para el Estado nazi un fin en sí mismo, por lo que dedicó sus energías y sus instituciones gubernamentales, industriales, tecnológicas y científicas así como los constructos ideológicos y atavismos para cometer el exterminio de judíos bajo el eufemismo de la Solución Final. La lucha contra los judíos fue parte crucial de la escatología nazi y parte central de la racionalidad de una guerra total que causó alrededor de 35 millones de víctimas en una lucha de seis años.1
Estado, ideología, partido, líder y sistema de dominación. En este espectro de estructuras y actores, tendencias y coyunturas de crisis, el antisemitismo fue la cima ideológica de un pensamiento profundamente racista que en el marco de una concatenación única de procesos y eventos condujo al exterminio. Como bien han analizado Mosse (1964), Bauer (2014), Friedlander (1997), Hayes (2015), Burrin (1994) o Diner (1993) -entre otros- tanto la razón de la modernidad como el mito premoderno se fusionaron como elementos contrarios y coexistentes en el seno del nazismo. Mientras que por una parte la dimensión mítica, arraigada en la tradición, el imaginario y las teorías populistas raciales, se centraron en el peligro inherente de la naturaleza biológica del judío, por la otra, se insertó en el discurso científico y moderno del pensamiento racial del siglo XIX.
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