Marcos 11,15-18 necito una enseñanza porfa
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El gran rey David, tuvo en su corazón hacer un edificio en el cual morase el arca del pacto que representaba la presencia de Dios. Dios nunca mandó a tribu alguna hacer esto. Pero le concedió a David que un hijo suyo, lo hiciera. Así el rey Salomón, con los recursos acumulados por su padre, más los que él mismo recaudó, hizo una espléndida obra que llenó de gran gozo y esperanza el corazón de Salomón y de todo el pueblo de Dios. Pues si bien Dios siempre ha estado en medio de su pueblo, a través de esta obra les daba una señal que pudieran ver con sus ojos y asegurarse que Dios estaba con ellos. Al terminar el templo después de siete años, Salomón ora y es escuchado por Dios al consagrar esta obra como Templo Santo para Dios, tengamos en cuenta este título pues así se describe nuestra reflexión en esta oportunidad. Es de obligada referencia las citas que encontramos en 2 Crón. 6:20-21; 7:1-3, 12-22. Tristemente, este templo fue saqueado en varias oportunidades por los enemigos de Israel hasta ser destruido. Luego cuando el pueblo de Judá retorna del cautiverio babilónico inicia la reconstrucción del mismo sobre los fundamentos del anterior, pero no llega a ser tan majestuoso como el primero, y posteriormente vuelve a ser saqueado. Hasta que Herodes el grande emprende la obra de ampliación y construcción del templo, obra muy majestuosa cuya construcción dura 46 años, tenía incrustaciones de oro en paredes de roca blanca, resplandecía con la luz del sol; embaldosado en mármol, y construido en secciones cada vez más ascendentes, el atrio de los gentiles, el atrio de las mujeres, el atrio de los sacerdotes, el lugar santo, el lugar santísimo, inspiraban un temor reverente. Pero tanto el templo inicial, como el nuevo templo construido por Herodes, tienen algo en común que debe traer enseñanza a nuestras vidas hoy como iglesia del Señor, que somos templo del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad, 2 Cor. 6:16. Hermanos, tengamos esto claro y muy presente, somos un Templo Santo para Dios.