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La pubertad es mucho más que un tiempo de cambios biológicos acelerados propulsados por la maduración sexual. El progreso en la ciencia del desarrollo ha ampliado enormemente la perspectiva de este hito crítico de maduración.
"Nos hemos movido más allá de pensar en la pubertad como simples hormonas furiosas", dice Carol Worthman, profesora de antropología en la Universidad de Emory. "Los grandes avances en la comprensión del desarrollo cerebral muestran claramente que los impactos sociológicos y psicológicos durante la pubertad son tan importantes como las hormonas".
Lo que se necesita ahora, según Worthman, como autor principal de un nuevo artículo, es integrar este entendimiento en modelos de investigación más completos. El Journal of Research on Adolescence publicó el artículo, que revisa teorías y métodos clave que son relevantes para los estudios de la pubertad.
"Una vez se pensó en la pubertad como el proceso biológico del desarrollo adolescente y la adolescencia se consideraba un proceso cultural", dice Worthman. "Queremos crear conciencia de que la investigación de esta manera ya no es un enfoque útil".
Durante décadas, los investigadores se han centrado en mejorar la salud de los bebés y los niños, lo que ha dado lugar a una disminución sustancial de la mortalidad infantil en todo el mundo.
Mientras que los bebés y los niños están etiquetados como lindos y positivos, los adolescentes son vistos más a menudo como problemáticos.
En general, han sido menos estudiados, dice Worthman, aunque la segunda década de la vida es un momento crítico en el que los riesgos aumentan para el desarrollo de enfermedades mentales, el abuso de sustancias y la escalada de lesiones. Y lo que sucede en la pubertad, agrega, afecta la salud y el bienestar a lo largo de la vida.
La población mundial ahora está repleta de jóvenes de 10 a 19 años, que hoy en día suman más de 1,2 mil millones, o el 17 por ciento de la humanidad. Estos jóvenes deben tratar de encontrar su camino hacia la edad adulta en medio de transformaciones sociales rápidas y masivas.
"Debido a la desaceleración global de la fertilidad, esta es probablemente la mayor cohorte de jóvenes que jamás veremos", dice Worthman. "Si alguna vez vamos a tomar en serio la posibilidad de ayudar a los adolescentes a alcanzar su máximo potencial, ahora es el momento".
En su propia investigación, Worthman utiliza un enfoque biocultural para llevar a cabo una investigación interdisciplinaria comparativa sobre el desarrollo humano. Samatha Dockray, coautora del artículo del University College Cork, estudia los mecanismos psicobiológicos para comprender sus efectos en la salud y el comportamiento de los adolescentes. La tercera coautora, Kristine Marceau, de la Universidad de Purdue, integra la genética, el riesgo prenatal, el desarrollo neuroendocrino y el entorno familiar en su investigación de desarrollo.
El documento describe métodos mínimamente invasivos para estudiar diferentes aspectos de la pubertad.
Por ejemplo, los recortes de cabello y uñas se pueden usar para rastrear los niveles de estrés y las hormonas a lo largo del tiempo.
Los cambios en el microbioma, la función inmunológica y el cerebro son otros aspectos críticos de la pubertad que pueden medirse, junto con la cognición, el comportamiento y los contextos ecológicos.
"Al aprovechar los nuevos métodos y al trabajar en equipos interdisciplinarios, los científicos del desarrollo pueden explorar más preguntas sobre el desarrollo y el bienestar de los adolescentes de manera más integrada", dice Worthman.