un ensayo de 7 párrafos sobre relación ente padre e hijos adolecentes
HeyMaikolM:
¿Que tipo de ensayo, reflexivo, que explique las relación, explicate por favor?
Respuestas
Respuesta dada por:
12
Las relaciones familiares son fundamentales en el desarrollo de la personalidad, que condicionan la adaptación al medio y que nuestros problemas pueden incidir en la aparición de trastornos psíquicos y sociales. Ya que hay investigaciones que demuestran, que el hecho de que los adolescentes mantengamos estrechas relaciones positivas, tanto con la familia, como con los amigos, contribuye a la adaptación social actual y futura.
En el periodo adolescente el chico/a, al igual que en la infancia, necesitamos cariño, afecto y apoyo por parte de los padres; así como también de mayor comprensión y paciencia, ya que, se esta sufriendo una serie de cambios en la forma de pensar y en el aspecto físico, que en un primer momento, no se sabe como afrontar y por lo tanto necesitamos de la ayuda de los adultos.
Los adolescentes tenemos más dificultad para comunicarnos con los adultos (en especial con la figura paterna) que con los iguales, ya que estos nos ofrecen mayor capacidad de comprensión y escucha; aunque esto no significa que no necesitemos y deseemos establecer diálogos y comunicaciones con nuestros padres.El problema reside, aparte del método y de las finalidades educativas, en la propia inseguridad de los adultos cuando esta no les permite dar una educación que no suponga a cambio una sobreprotección, que ellos mismos necesitan y que proyectan sobre los hijos.
En las últimas décadas se han producido, con el cambio de las condiciones sociales, modificaciones en la dinámica familiar que han alterado su equilibrio y han hecho entrar en crisis el tipo de familia tradicional. A ello ha contribuido, junto con el factor urbano y de vivienda, la ausencia de los padres por motivos laborales, con lo que el hogar se ha convertido, en muchas ocasiones, en el espacio donde simplemente se come y se duerme.Cuando la relación entre los padres no es buena (vivan o no bajo el mismo techo), se crean unas tensiones emocionales en la familia que perturban el equilibrio de todos sus componentes. En estas familias los hijos sirven, por un lado, para aliviar la frustración generada en el matrimonio, y, por otro lado, nos convertimos en los receptores de los conflictos que los padres pueden proyectar y revivir, lo que nos lleva a ser manipulados en pro de uno y en perjuicio del otro. El hijo pasa entonces de ser un manipulado a convertirnos en manipulador.
En el periodo adolescente el chico/a, al igual que en la infancia, necesitamos cariño, afecto y apoyo por parte de los padres; así como también de mayor comprensión y paciencia, ya que, se esta sufriendo una serie de cambios en la forma de pensar y en el aspecto físico, que en un primer momento, no se sabe como afrontar y por lo tanto necesitamos de la ayuda de los adultos.
Los adolescentes tenemos más dificultad para comunicarnos con los adultos (en especial con la figura paterna) que con los iguales, ya que estos nos ofrecen mayor capacidad de comprensión y escucha; aunque esto no significa que no necesitemos y deseemos establecer diálogos y comunicaciones con nuestros padres.El problema reside, aparte del método y de las finalidades educativas, en la propia inseguridad de los adultos cuando esta no les permite dar una educación que no suponga a cambio una sobreprotección, que ellos mismos necesitan y que proyectan sobre los hijos.
En las últimas décadas se han producido, con el cambio de las condiciones sociales, modificaciones en la dinámica familiar que han alterado su equilibrio y han hecho entrar en crisis el tipo de familia tradicional. A ello ha contribuido, junto con el factor urbano y de vivienda, la ausencia de los padres por motivos laborales, con lo que el hogar se ha convertido, en muchas ocasiones, en el espacio donde simplemente se come y se duerme.Cuando la relación entre los padres no es buena (vivan o no bajo el mismo techo), se crean unas tensiones emocionales en la familia que perturban el equilibrio de todos sus componentes. En estas familias los hijos sirven, por un lado, para aliviar la frustración generada en el matrimonio, y, por otro lado, nos convertimos en los receptores de los conflictos que los padres pueden proyectar y revivir, lo que nos lleva a ser manipulados en pro de uno y en perjuicio del otro. El hijo pasa entonces de ser un manipulado a convertirnos en manipulador.
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