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Los medicamentos de quimioterapia funcionan al atacar las células que se están dividiendo rápidamente, razón por la cual funcionan contra las células cancerosas. Sin embargo, otras células en el cuerpo, tales como aquellas en la médula ósea, el revestimiento de la boca y los intestinos, así como los folículos pilosos, también se dividen rápidamente. Estas células también son propensas a verse afectadas por la quimioterapia, lo cual ocasiona los efectos secundarios.
Los efectos secundarios de la quimioterapia dependen del tipo y de la dosis de los medicamentos suministrados y del tiempo que se tomen. Estos efectos secundarios pueden incluir:
Caída del cabello.
Llagas en la boca.
Falta de apetito.
Náuseas y vómitos.
Los medicamentos de quimioterapia afectan las células normales de la médula ósea, lo que puede causar deterioro de los recuentos de células sanguíneas en pacientes con AML. Esto puede ocasionar:
Aumento del riesgo de infecciones (debido a los bajos niveles de glóbulos blancos).
Fácil formación de moretones o hemorragias (debido al bajo recuento de plaquetas).
Cansancio (debido al bajo recuento de glóbulos rojos).
La mayoría de los efectos secundarios dura poco tiempo y desaparecen después de finalizar el tratamiento. Los bajos recuentos sanguíneos pueden durar semanas, pero luego deben regresar a lo normal. Muchas veces hay métodos para aminorar los efectos secundarios. Por ejemplo, se pueden suministrar medicamentos para ayudar a prevenir o reducir las náuseas y los vómitos. Asegúrese de preguntar sobre los medicamentos que ayudan a reducir los efectos secundarios. También avise a su médico cuando usted presente efectos secundarios para que puedan ser tratados eficazmente.
Algunas veces se administran medicamentos conocidos como factores de crecimiento, tal como G-CSF (filgrastim, Neupogen®), y GM-CSF (sargramostim, Leukine) a fin de aumentar la cuenta de glóbulos blancos después de la quimioterapia y así reducir las probabilidades de infección. Sin embargo, no está claro si éstos tienen un efecto en el éxito del tratamiento.
Si su cuenta de glóbulos blancos es muy baja durante el tratamiento, usted puede ayudar a reducir su riesgo de infecciones evitando cuidadosamente la exposición a gérmenes. Durante este tiempo, su médico puede recomendarle que:
Se lave frecuentemente las manos.
Evite las frutas y los vegetales frescos y crudos, así como otros alimentos, pues pueden portar gérmenes.
Evite flores frescas y plantas porque pueden portar moho.
Asegurarse que las personas se laven las manos cuando hacen contacto con usted.
Evite los lugares donde acudan muchas personas y las personas que están enfermas.
Se pueden administrar antibióticos antes de que se presenten signos de una infección o al primer signo de que se está desarrollando una infección (tal como fiebre). También se pueden administrar medicamentos que ayudan a prevenir infecciones virales y fúngicas.
Muchos de los efectos secundarios de la quimioterapia son causados por las cuentas bajas de glóbulos blancos. Las decisiones sobre cuándo un paciente puede salir del hospital a menudo son influenciadas por sus recuentos sanguíneos. Algunas personas encuentran de utilidad hacer el seguimiento de estas cuentas. Si le interesa esto, pregunte a su médico o enfermera cuál es su cuenta de células sanguíneas y qué significan estos números.
Si el número de plaquetas es bajo, se le pueden administrar medicamentos o transfusiones de plaquetas para ayudar a evitar el sangrado. De igual forma, la dificultad para respirar y el cansancio extremo causados por los bajos niveles de glóbulos rojos pueden ser tratados con medicamentos o con transfusiones de glóbulos rojos.
Puede que ciertos medicamentos causen algunos posibles efectos secundarios específicos. Por ejemplo, la citarabina puede causar ciertos problemas, especialmente cuando se usa en altas dosis. Estos problemas pueden incluir resequedad en los ojos y efectos en ciertas partes del cerebro, lo que puede provocar problemas de coordinación y equilibrio. Si estos efectos secundarios aparecen, es posible que sea necesario reducir o suspender la dosis del medicamento. Las antraciclinas pueden causar daño al corazón. Por lo tanto, es posible que no se puedan usar en una persona que ya tienen problemas cardiacos.
Otros órganos que pudieran resultar directamente dañados por ciertos medicamentos de quimioterapia incluyen los riñones, el hígado, los testículos, los ovarios, el corazón y los pulmones. Los médicos y las enfermeras supervisan minuciosamente el tratamiento para reducir el riesgo de estos efectos secundarios tanto como sea posible.
Si ocurren efectos secundarios graves, es posible que sea necesario reducir o suspender la quimioterapia, al menos durante un periodo breve. La supervisión y ajuste cuidadosos de las dosis de medicamentos es importante porque algunos efectos secundarios que afectan a los órganos pueden ser permanentes.
Los efectos secundarios de la quimioterapia dependen del tipo y de la dosis de los medicamentos suministrados y del tiempo que se tomen. Estos efectos secundarios pueden incluir:
Caída del cabello.
Llagas en la boca.
Falta de apetito.
Náuseas y vómitos.
Los medicamentos de quimioterapia afectan las células normales de la médula ósea, lo que puede causar deterioro de los recuentos de células sanguíneas en pacientes con AML. Esto puede ocasionar:
Aumento del riesgo de infecciones (debido a los bajos niveles de glóbulos blancos).
Fácil formación de moretones o hemorragias (debido al bajo recuento de plaquetas).
Cansancio (debido al bajo recuento de glóbulos rojos).
La mayoría de los efectos secundarios dura poco tiempo y desaparecen después de finalizar el tratamiento. Los bajos recuentos sanguíneos pueden durar semanas, pero luego deben regresar a lo normal. Muchas veces hay métodos para aminorar los efectos secundarios. Por ejemplo, se pueden suministrar medicamentos para ayudar a prevenir o reducir las náuseas y los vómitos. Asegúrese de preguntar sobre los medicamentos que ayudan a reducir los efectos secundarios. También avise a su médico cuando usted presente efectos secundarios para que puedan ser tratados eficazmente.
Algunas veces se administran medicamentos conocidos como factores de crecimiento, tal como G-CSF (filgrastim, Neupogen®), y GM-CSF (sargramostim, Leukine) a fin de aumentar la cuenta de glóbulos blancos después de la quimioterapia y así reducir las probabilidades de infección. Sin embargo, no está claro si éstos tienen un efecto en el éxito del tratamiento.
Si su cuenta de glóbulos blancos es muy baja durante el tratamiento, usted puede ayudar a reducir su riesgo de infecciones evitando cuidadosamente la exposición a gérmenes. Durante este tiempo, su médico puede recomendarle que:
Se lave frecuentemente las manos.
Evite las frutas y los vegetales frescos y crudos, así como otros alimentos, pues pueden portar gérmenes.
Evite flores frescas y plantas porque pueden portar moho.
Asegurarse que las personas se laven las manos cuando hacen contacto con usted.
Evite los lugares donde acudan muchas personas y las personas que están enfermas.
Se pueden administrar antibióticos antes de que se presenten signos de una infección o al primer signo de que se está desarrollando una infección (tal como fiebre). También se pueden administrar medicamentos que ayudan a prevenir infecciones virales y fúngicas.
Muchos de los efectos secundarios de la quimioterapia son causados por las cuentas bajas de glóbulos blancos. Las decisiones sobre cuándo un paciente puede salir del hospital a menudo son influenciadas por sus recuentos sanguíneos. Algunas personas encuentran de utilidad hacer el seguimiento de estas cuentas. Si le interesa esto, pregunte a su médico o enfermera cuál es su cuenta de células sanguíneas y qué significan estos números.
Si el número de plaquetas es bajo, se le pueden administrar medicamentos o transfusiones de plaquetas para ayudar a evitar el sangrado. De igual forma, la dificultad para respirar y el cansancio extremo causados por los bajos niveles de glóbulos rojos pueden ser tratados con medicamentos o con transfusiones de glóbulos rojos.
Puede que ciertos medicamentos causen algunos posibles efectos secundarios específicos. Por ejemplo, la citarabina puede causar ciertos problemas, especialmente cuando se usa en altas dosis. Estos problemas pueden incluir resequedad en los ojos y efectos en ciertas partes del cerebro, lo que puede provocar problemas de coordinación y equilibrio. Si estos efectos secundarios aparecen, es posible que sea necesario reducir o suspender la dosis del medicamento. Las antraciclinas pueden causar daño al corazón. Por lo tanto, es posible que no se puedan usar en una persona que ya tienen problemas cardiacos.
Otros órganos que pudieran resultar directamente dañados por ciertos medicamentos de quimioterapia incluyen los riñones, el hígado, los testículos, los ovarios, el corazón y los pulmones. Los médicos y las enfermeras supervisan minuciosamente el tratamiento para reducir el riesgo de estos efectos secundarios tanto como sea posible.
Si ocurren efectos secundarios graves, es posible que sea necesario reducir o suspender la quimioterapia, al menos durante un periodo breve. La supervisión y ajuste cuidadosos de las dosis de medicamentos es importante porque algunos efectos secundarios que afectan a los órganos pueden ser permanentes.
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