• Asignatura: Historia
  • Autor: jleonianriesgo
  • hace 5 años

• Elaborar una lista de las tareas que la protagonista realiza desde que se levanta hasta que se va a dormir.
( El relato es: Lila y las luces )​

Respuestas

Respuesta dada por: csilvina141
2

Respuesta:

tu me respondistes bien mal en mi tarea

Explicación:


jleonianriesgo: qq?
jleonianriesgo: no te he dicho nada malo- :(
Respuesta dada por: gabriellahmp26
1

Respuesta:

Falta poco para el amanecer. En las estribaciones de los Andes patagónicos el viento corre ladera abajo y estremece los techos de las cinco o seis casitas del valle. Lila se acerca a la espalda de su hermano Ramón en busca de calor. Se vuelve a dormir con un sueño liviano, de pájaro. Un rato después, la luz fría de la mañana los despierta. La madre ya ha salido y el bebé está moviendo los bracitos en silencio. Somnolienta, lo levanta y lo cambia. En la cocina, el fogón ha guardado algo de rescoldo. Rápida y eficaz, Lila hace brotar el fuego. Con el bebé en brazos, se asoma a la puerta. Lejos, en la ladera del cerro, las manchas blancas le señalan dónde está su mamá con las cabras. Pone los jarros sobre la mesa y sirve el mate cocido. Sus tres hermanos se sientan y empiezan a hacer ruido y a reírse. Se pegan en las manos cada vez que uno estira el brazo para alcanzar el pan. El de tres años, todavía un poco dormido, tiene el pelo parado y la ropa torcida. “¿Vendrá el maestro hoy?”, piensa Lila

–¿Hoy viene el maestro? –pregunta al hermano mayor.

–Y claro, por qué no ha de venir.

Con ocho años, su hermano Ramón es siempre el que más sabe.

–Digo.

El viento mueve la puerta, la leche se derrama en el fuego, el bebé llora. Lila le cierra los dedos sobre un trozo de pan; mientras, ella enfría la leche en el jarro. Sus hermanos salen al patio.

–Por qué no te dormís vos, ¿eh? –le habla al bebé con el tono enérgico que usa su madre–. Si no te dormís viene el enano y te lleva.

Con cuidado lo vuelve a acostar en la cama grande y sale. En el patio se pelean los más chicos y Lila los separa. Uno de ellos se ha caído y tiene un moretón en la frente y la cara llena de lágrimas y mocos.  

–Ya van a ver cuando venga la mamá –los amenaza.

Lila corre junto a Ramón que juega a subirse a las piedras a un costado de la casa, donde la ramada del corral de las cabras se recuesta contra la roca viva. El sol ya está alto pero el viento es frío. Las manchitas blancas se han desplazado un poco hacia la parte baja del cerro; Lila igual alcanza a ver la pollera azul y hasta el pañuelo en la cabeza. Unas nubes cruzan veloces el cielo. Oscurecen la montaña y cuando ya pasan todo vuelve a ser claro y brilla. Esto le gusta a Lila. Baja saltando de las piedras y entra en la casa para ver que no se apague el fuego. Recién entonces saca el cuaderno y el libro de la bolsa de nailon y los lleva a la mesa. Toma el lápiz para hacer la tarea. Lila se pregunta por centésima vez cuántas patitas debe dibujarle a la E. El maestro dijo que es como un rastrillo, pero el rastrillo tiene muchos dientes y la E no tiene tantos. Ya ha borrado muchas veces y tiene miedo de que el papel del cuaderno se rompa. El maestro dijo que había que aprender palabras del libro de lectura y copiarlas en el cuaderno. Las manos morenas y delgaditas lo abren con cuidado. Lila no se cansa de mirar los dibujos llenos de detalles y de colores brillantes. Lo mandaron de  regalo para su escuela. Esta semana le tocó a Lila llevarlo a su casa. En ese libro hay que aprender a leer, dijo el maestro, porque es el único libro que hay. Lila ya ha mirado muchas veces al chico de la lectura que sale de su casa y va a la escuela, pero por más que mira no puede acordarse de lo que dicen las palabras.  

–Escuela... –deletrea en voz baja.

Ahora tiene que copiarla, pero en la lectura está con la e y Lila debe escribirla con la E. En ese momento el bebé llora. Guarda todo en la bolsa y va a atender a su hermano más chico.

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