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No es posible encontrar unas características del mercado de trabajo válidas para todos los países, pues cada uno tiene su propia historia de desarrollo económico y social, que ha dado lugar a enormes diferencias y contextos regionales profundamente desiguales.
Los países desarrollados del "Norte" están en estos momentos en una situación de animación ocupacional. Se crean nuevos empleos y existe un crecimiento económico moderado, que atrae a personas en edad activa desde los países del "Sur", con tasas más altas de fecundidad y mano de obra más joven.
Los países del "Este", en pleno proceso de transición hacia una economía de mercado, están dejando al descubierto una elevada tasa de paro hasta ahora disimulada y una perentoria necesidad de reconversión de sus estructuras productivas.
Los países del "Sur" se enfrentan a gravísimos problemas de desempleo, con un escaso margen de maniobra a causa de numerosas circunstancias: deuda externa, limitado poder de negociación de sus exportaciones, reducción de las inversiones públicas y privadas, precariedad de los sistemas de formación, elevado crecimiento de la población activa, etc.
A pesar de estas enormes diferencias y desigualdades, podemos reconocer unas constantes universales en el mundo del empleo, que pueden servirnos de hipótesis de trabajo en orden a diseñar estrategias que tengan validez en contextos económicos y sociales diferentes. Veamos algunas de ellas:
a. Amplios sectores económicos se enfrentan a una reconversión masiva para hacer frente a la aceleración de los cambios tecnológicos y de organización del trabajo.
b. Las nuevas tecnologías destruyen unos empleos y crean otros, pero transforman la manera de ejercerlos y las cualificaciones exigidas en numerosos campos: industria, administración, comercio, comunicaciones,...
c. La mayor creación de empleos se produce en el sector terciario, fenómeno más importante en los países con más alto nivel de bienestar, pero igualmente presente en los que están iniciando su despegue económico. Esta mayor creación de empleos en el ámbito de los servicios va asociada a la búsqueda de la excelencia de los mismos.
d. Adquiere importancia creciente "el trabajo independiente", el autoempleo de trabajadores que crean su propio negocio, su propia empresa. Las pequeñas y medianas empresas, con un escaso capital económico pero sustentadas en un valioso capital humano de emprendedores, asumen un papel relevante en la transformación de las estructuras económicas. Cada año se crean, por ejemplo en la CEE, 1,5 millones de empresas. Además, las grandes empresas tienden hoy a conservar sólo el proceso y las funciones esenciales, deshaciéndose del resto y descentralizándolo a otras empresas medianas y pequeñas para ahorrar gastos(2).
e. Existe una tendencia mundial a la privatización de la economía. Los Estados reducen su papel al de apoyar la iniciativa empresarial. Esto tiene importantes consecuencias en el empleo, en la estabilidad de los contratos, en la movilidad profesional, en las exigencias de cualificación...
f. La necesidad de proteger un medio ambiente en peligro obliga a pensar en un "desarrollo económico sostenible". Este, en palabras de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y el Desarrollo, consiste en "cubrir las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para cubrir sus necesidades". La repercusión del crecimiento viable en el empleo puede ser considerable en los próximos años. Por una parte, se van a perder empleos en las empresas y sectores contaminantes. Pero, por otra parte, van a ser necesarios profesionales con una formación multidisciplinar, dada la complejidad de los problemas del medio ambiente. Van a aparecer nuevas formas de consumo que generarán, a su vez, nuevos empleos.
g. Finalmente y como consecuencia en parte de alguna de las anteriores tendencias, la década de los 90 se está caracterizando por lo que ha dado en llamarse el paro o desempleo estructural sin fronteras, que es por lo general un desempleo de larga duración y que afecta a un gran número de personas "inadaptadas al empleo", a causa principalmente de una formación insuficiente para adaptarse a la evolución de la economía (cambios tecnológicos, cambios en la organización del trabajo, cambios en el mercado de trabajo).
Todos estos fenómenos, que ocurren en todo el mundo en mayor o menor grado, determinan la naturaleza cambiante del mercado de trabajo. Como consecuencia de los mismos, los empleos y las cualificaciones se transforman. La capacidad de adaptación, basada en una formación flexible, se convierte en el principal seguro contra el paro para la mayoría de las personas, pues, como ilustra un reciente dictamen europeo(3), en la presente década va a ser necesaria una reducción sumamente importante de los trabajadores no cualificados y una mano de obra mucho más altamente cualificada.