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Respuesta:
dame corona porfa
Explicación:
a) Factor ideológico. Los filósofos ilustrados franceses aportan la base intelectual de la revolución. La separación de poderes, la soberanía nacional y la crítica de las instituciones ejercen una clara influencia en el contenido doctrinal de la revolución. Estas ideas se difundieron ampliamente entre la burguesía, que ante un régimen tradicional, pedían igualdad ante la ley y libertad, tanto política como económica. Por ello, la Revolución Francesa es, ante todo, una revolución burguesa, aunque facilitada y estimulada por las revueltas populares, tanto de campesinos, que soportaban las malas condiciones del régimen señorial, como de las masas urbanas de París y otras ciudades.
b) Factor social. Se produce un desajuste social porque la sociedad estamental de finales del siglo XVIII resultaba anacrónica ante los cambios que se habían producido en las estructuras económicas. La nobleza y el clero mantienen sus privilegios mientras que la burguesía, que había alcanzado un alto nivel económico y cultural, seguía siendo excluida de las altas esferas del Estado.
c) Factor económico. Los orígenes de la revolución se encuadran en una grave crisis económica que culminó en las malas cosechas de 1788 y 1789. El precio del trigo alcanza su máximo en todo el siglo, los artículos de consumo había subido su precio en un 65%, sin experimentar una subida de los salarios, con lo que la situación de la población era muy precaria, amenazada principalmente por el hambre.
Paralelamente, se une el déficit de la hacienda francesa debido a una administración anticuada, una costosa política exterior, los gastos de la Corte y el hecho de que las clases sociales privilegiadas no pagaban impuestos, por lo que todo el peso de los mismos recaía sobre la burguesía y el campesinado. Frente a esta situación de déficit continuo los miembros de estas clases privilegiadas se rebelan contra los intentos de reforma que implican para ellas el pago de ciertos impuestos.
d) Crisis política. Junto a estos factores, está la postura del monarca absolutista, enemigo de las ideas que defienden la separación de poderes y es que Luis XIV, además de su escasa capacidad de gobierno, reina solo, sin convocar el Parlamento. El monarca fue perdiendo apoyo entre el pueblo debido a que las reformas no avanzaban, y también entre las clases privilegiadas, que temían perder poder ante el avance de las ideas de la Ilustración. A ello se une una imagen de los reyes cada vez más deteriorada pues se achaca el déficit a sus despilfarros y su vida lujosa.