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Respuesta:
En la edición del pasado lunes 23 publicamos parcialmente las palabras de Germán Arciniegas al conferírsele en Génova el grado de Doctor Honoris Causa. Esta es la segunda parte de su intervención. Con la apertura del camino del Atlántico y el descubrimiento del Nuevo Continente empieza la historia de América. Y termina la de Europa como historia universal. A partir de esos sucesos comienzan dos historias paralelas en que los actores principales son europeos. El hemisferio que estaba perdido en la noche de los siglos, y fuera del juego de la política universal, va recibiendo una corriente de inmigrantes que en el primer siglo son solo españoles y en los cuatro siguientes se multiplican con los que van llegando en creciente caudal de todas las naciones. Si hoy se hace la suma, pueden llegar a 200 millones los que de Europa han llegado a todas las Américas. Así, lo que celebramos ahora es la creación de ese Nuevo Mundo en donde lo primero que va fermentando es el descontent
Explicación:
Hacia 1500, a las hambres tradicionales que asolaban sobre todo el Norte y el Centro de Europa se agregaba un desplazamiento de los campos hacia las ciudades, que hacía infeliz la vida en la campiña y aumentaba la pobreza en las ciudades que iban creciendo desmesuradamente. En las clases altas, incluyendo la nobleza clerical, el lujo y la corrupción llevaron las protestas al extremo de producir el cisma religioso. La evangelización en el Nuevo Mundo fue una manera de protesta en que la juventud buscó horizontes distintos de los que señalaban en Europa los oradores religiosos. Cuando se convida a evangelizar en Santo Domingo, México, el Perú o Nueva Granada, la juventud encuentra soluciones más románticas y heroicas que las que proponían para las luchas en Europa Savonarola, Lutero o Calvino. Un convite a hacer justicia defendiendo a los indios, como el que iniciaron en Santo Domingo Córdoba, Montesinos o Las Casas, tiene los caracteres de una vuelta al cristianismo de tiempos de Jesús. Se explica el entusiasmo de Erasmo cuando Tomás Moro le cuenta lo que dice de los indios guaraníes del Brasil Amerigo Vespucci y la manera como lo urge a escribir La Utopía, la gran invitación a producir en América la comunidad cristiana dentro de una sociedad libre de egoísmo y de injusticias legales. Vasco de Quiroga, llevando a su misión de Michoacán el idealismo de Erasmo, es ejemplo vivo de cómo veían la evangelización del Nuevo Mundo los obispos del Evangelio actualizado. No era solo dentro del plan evangelizador como venían a hacer la historia de otra manera los emigrantes, ni fue solo un movimiento del siglo XV. Hasta hoy, el Nuevo Mundo ha sido el depositario de las esperanzas de los europeos que no encuentran en Europa lo que les satisfaga. Toda la historia americana de estos 500 años es distinta de la europea, sencillamente porque lo que aquí se busca no es lo mismo que lo que allá se impone. Si en 300 años se luchó allá por crear imperios que tenían por destino la explotación de las colonias americanas aquí los mismos europeos establecidos en esas colonias se sentían injustamente explotados y acabaron por asumir ellos mismos la dirección del gobierno, cambiando la soberanía de los reyes por la del pueblo. Así, no es la misma historia la de España en Europa que la de los españoles en América, como no es la misma