1.tres preguntas de selección múltiple del texto anterior.
El bien común significa que la sociedad vela por los derechos fundamentales de
las personas, derechos que ella no puede violar en ningún caso. Y también
supone que cada persona, sintiendo esa común voluntad de bien, esté
siempre dispuesta a sacrificar ciertos intereses individuales en aras de eso que se llama entonces
“interés general”. Está bien claro que las dos nociones de “persona” y “bien común” son
correlativas y no deben jamás separarse la una de la otra.
Los seres humanos, por naturaleza, tienden a participar en la vida comunitaria. Pero al mismo
tiempo las fuerzas del pecado llevan al egoísmo que obstaculiza la unidad.
Para vencer las fuerzas divisorias del pecado, Dios envió al mundo a su único Hijo. Jesucristo es el
único que puede unir a los hombres, más allá de sus fuerzas naturales, en su divino amor. San Juan
4:8 "Dios es amor." La comunidad cristiana tiene como cabeza a Jesucristo y participa de su vida
sobrenatural.
Respuestas
Respuesta:
Espero que esto ayude...
Explicación:
Las denominaciones empleadas en esta publicación y la forma en que aparece su contenido
no implican, de parte de la Secretaría de las Naciones Unidas, juicio alguno sobre la condición
jurídica de paÌses, territorios, ciudades o zonas, o de sus autoridades, ni respecto de la
delimitación de sus fronteras o límites.
La enseÒanza de los derechos humanos. Actividades pr·cticas para escuelas
primarias y secundarias, se habla de nosotros como seres humanos. Se habla del proceso de
enseÒanza y aprendizaje de la importancia de la "dignidad y valor intrÌnsecos de los seres
humanos" que son la base de "la libertad, la justicia y la paz en el mundo" (DeclaraciÛn
Universal de Derechos Humanos, Pre·mbulo). Y tambiÈn se habla de los derechos que nos
corresponden a todos.
Las lecciones de esta publicaciÛn no son sÛlo para las aulas sino tambiÈn para la vida, pues
tienen relaciÛn directa con nuestra vida y vivencias cotidianas. En este sentido, la educaciÛn en
derechos humanos implica no sÛlo enseÒar y aprender los derechos humanos sino tambiÈn en pro
de los derechos humanos; su funciÛn primordial es dar a las personas los medios necesarios para
defender sus propios derechos y los de los dem·s. Ello constituye una importante inversiÛn para
el futuro que tiene como fin lograr una sociedad justa en la que se valoren y respeten los
derechos humanos de todos.
Esta publicaciÛn es una aportaciÛn pr·ctica de mi Oficina al Decenio de las Naciones
Unidas para la educaciÛn en la esfera de los derechos humanos (1995-2004), durante el cual se
alienta a los gobiernos, a las organizaciones internacionales, a las organizaciones no
gubernamentales, a las asociaciones de profesionales, a todos los sectores de la sociedad civil y a
los particulares a establecer acuerdos de colaboraciÛn y a aunar sus esfuerzos en la educaciÛn de
los derechos humanos. El Decenio nos ofrece un marco mundial com˙n en el que trabajar
juntos; en realidad el disfrute de los derechos humanos es responsabilidad de todos nosotros y su
logro depende exclusivamente de las aportaciones que cada uno estÈ dispuesto a hacer. Espero
que esta publicaciÛn, asÌ como las actividades basadas en ella, sirvan para que las numerosas
personas que trabajan en la enseÒanza y en la educaciÛn en todo el mundo se conviertan en
motores del cambio.
Quiero expresar mi agradecimiento a las personas y organizaciones que han apoyado a mi
Oficina en la preparaciÛn de esta publicaciÛn, en particular a Ralph Pettman, que preparÛ la
primera ediciÛn en 1989; a Nancy Flowers, que se ocupÛ de la correcciÛn y actualizaciÛn de
dicha ediciÛn; y a Margot Brown, Felisa Tibbitts y la DivisiÛn de PromociÛn de la EducaciÛn de
Calidad de la UNESCO, que han contribuido a mejorar la publicaciÛn con sus aclaraciones y
sugerencias.