Respuestas
Respuesta:en ese escenario estatal, es la Constitución la que da forma al terreno político
en el que nos movemos, reconoce y garantiza los derechos en los que nos apoyamos, y nos proporciona el techo y las paredes que nos protegen, precisamente, frente al despotismo y la arbitrariedad.
En efecto, y como muy bien se ha sintetizado, «en sentido moderno, técnico y actual, sólo puede hablarse de Constitución y constitucionalismo, a partir de un momento histórico muy concreto: el determinado por las grandes
revoluciones liberal-burguesas, americana y francesa, de finales del siglo XVIII.
Fue entonces cuando, con la confrontación de los principios teóricos de la ideología liberal encarnada en la obra de Montesquieu, y los del pensamiento
político democrático, magistralmente formulados por Rousseau, hicieron su
aparición en la historia los primeros textos que podemos denominar constituciones. Textos que asumen la convergencia de los tres principios básicos del
constitucionalismo contemporáneo: el principio democrático basado en la afirmación de que el titular del Poder Constituyente es el Pueblo; el principio liberal basado en la defensa y garantía de los derechos y libertades de la persona
mediante las declaraciones de derechos y la separación de poderes; y el principio de supremacía constitucional que afirma la sujeción del gobernante y del
resto de los poderes constituidos y de todos sus productos normativos a la
Constitución»3.
Los textos en que cristalizan los mencionados procesos revolucionarios
liberales en América y Europa (Constitución de los Estados Unidos, de 1787,
Declaración francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789)4,
ineludibles puntos de referencia en la elaboración de constituciones posteriores, nos muestran claramente que «el Estado Liberal es un Estado Constitucional en un doble sentido: porque se somete a normas y se estructura en torno
Explicación: