• Asignatura: Historia
  • Autor: valeipm
  • hace 5 años

Cual fue el recuerdo que tuvo el cornonel australiano estando frente al peloton del fusilamiento?​

Respuestas

Respuesta dada por: Anónimo
3

Respuesta:Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel

Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su

padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de

veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de

aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas,

blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan

reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas

había que señalarlas con el dedo. Todos los años, por el mes de

marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca

de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a

conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un gitano

corpulento de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó

con el nombre de Melquíades, hizo una truculenta demostración

pública de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de los sabios

alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos

lingotes metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los

calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se caían de su sitio, y las

maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos

tratando de desenclavarse, y aún los objetos perdidos desde hacía

mucho tiempo aparecían por donde más se les había buscado, y se

arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los fierros mágicos

de Melquíades. “Las cosas, tienen vida propia –pregonaba el gitano

con áspero acento-, todo es cuestión de despertarles el ánima”. José

Arcadio Buendía, cuya desaforada imaginación iba siempre más lejos

que el ingenio de la naturaleza, y aún más allá del milagro y la

magia, pensó que era posible servirse de aquella invención inútil para

desentrañar el oro de la tierra. Melquíades, que era un hombre

honrado, le previno: “Para eso no sirve”. Pero José Arcadio Buendía

no creía en aquel tiempo en la honradez de los gitanos, así que

cambió su mulo y una partida de chivos por los dos lingotes

imantados. Úrsula Iguarán, su mujer, que contaba con aquellos

animales para ensanchar el desmedrado patrimonio doméstico, no

consiguió disuadirlo. “Muy pronto ha de sobrarnos oro para empedrar

la casa”, replicó su marido. Durante varios meses se empeño en

demostrar el acierto de sus conjeturas. Exploró palmo a palmo la

región, inclusive el fondo del río, arrastrando los dos lingotes de

hierro y recitando en voz alta el conjuro de Melquíades. Lo único que

logró desenterrar fue una armadura del siglo XV con todas sus partes

soldadas por un cascote de óxido, cuyo interior tenía la resonancia

hueca de un enorme calabazo lleno de piedras. Cuando José Arcadio

Buendía y los cuatro hombres de su expedición lograron desarticular

la armadura, encontraron dentro un esqueleto calcificado que llevaba

colgado en el cuello un relicario de cobre, con un rizo de mujer.

Explicación:


Anónimo: pos fue eso
Preguntas similares