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RESPONSABILIDAD FRENTE A LA PROCREACIÓN
(Para que no haya niños maltratados) A pesar de las dificultades y responsabilidades que conlleva la decisión de traer hijos a la vida, es algo que se hace muchas veces sin ningún análisis, pues las personas se dejan llevar por la costumbre o el impulso.
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OPINIÓN
Por: JUAN ADRIAN KARCA
12 de marzo 1996, 12:00 a. m.
En el caso de la gente adulta con relaciones de pareja establecidas, hasta hace poco tiempo era muy común observar cómo los hijos llegaban como regalos de Dios , sin que mediara una verdadera decisión de los padres sobre el número de hijos que querían y podían mantener satisfactoriamente. Felizmente, con el advenimiento de los anticonceptivos, esa situación ha cambiado y hoy en día, en general, se toma una mayor conciencia sobre los compromisos y responsabilidades que implica la traída de nuevos seres a la vida; sin embargo, todavía son muchos los casos en los que los hijos se tienen porque así debe ser, eso se espera de toda persona: uno debe tener hijos . Un viejo dicho reza: uno debe en la vida sembrar un árbol, escribir un libro y tener un hijo , sin pensar si verdaderamente se tiene la capacidad de poder ser un buen padre o madre. Por esta razón muchos niños llegan a un entorno familiar donde se convierten muy pronto en una carga difícil de sobrellevar; por eso existe mucho maltrato e incomprensión hacia los menores. En el caso de las personas jóvenes, generalmente adolescentes, la situación es aún más crítica. Ellos nunca contemplan la idea de tener hijos, y cuando ocurre un embarazo (lo cual es lamentablemente muy frecuente), este es producto de acciones impulsivas para satisfacer su curiosidad o su placer sexual, dentro de un ambiente de ignorancia sobre la manera responsable de hacerlo sin que se provoque la concepción accidental de un nuevo ser. Como además el recurso del aborto para corregir esta situación es algo no aceptable para la conciencia de mucha gente, y socialmente sigue siendo proscrito para todos en muchas sociedades, se dificulta apelar a él, inclusive para las personas que no tuvieran cargos de conciencia al respecto. Estos hijos que llegan , sin haber sido deseados, se convierten con mucha frecuencia en un problema, pues son causa de frustraciones en la vida de sus padres (generalmente solo de la madre) y llegan a ser el blanco de los resentimientos, muchas veces inconscientes, de los padres, cuyos proyectos de vida se han visto truncados por la presencia de una responsabilidad para la cual no se encontraban preparados; por eso estos niños sufren diferentes niveles de maltrato y abandono cuando no existen los abuelos que deciden asumir el compromiso de brindarles soporte económico y afectivo