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Respuesta:
La historia de Antonio Meucci bien podría representarse sobre las tablas. Sus inicios como técnico teatral en Florencia y, más tarde, como ingeniero del Teatro Tacón de La Habana no presagiaban el giro dramático que daría su vida cuando llegó a Estados Unidos.
Allí desarrolló un invento que pasaría a la historia, el teléfono, pero problemas económicos y las dificultades para comunicarse en inglés le impidieron ser reconocido como su inventor, mérito que se atribuyó Alexander Graham Bell con una patente más que polémica.
Meucci murió el 18 de octubre de 1889, pobre y amargado, sin conseguir que los tribunales estadounidenses le dieran la razón. Más de un siglo después, la Cámara de Representantes finalmente reconoció su legado.
Explicación:
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La historia de Antonio Meucci bien podría representarse sobre las tablas. Sus inicios como técnico teatral en Florencia y, más tarde, como ingeniero del Teatro Tacón de La Habana no presagiaban el giro dramático que daría su vida cuando llegó a Estados Unidos.
Allí desarrolló un invento que pasaría a la historia, el teléfono, pero problemas económicos y las dificultades para comunicarse en inglés le impidieron ser reconocido como su inventor, mérito que se atribuyó Alexander Graham Bell con una patente más que polémica.
Meucci murió el 18 de octubre de 1889, pobre y amargado, sin conseguir que los tribunales estadounidenses le dieran la razón. Más de un siglo después, la Cámara de Representantes finalmente reconoció su legado.
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