la revolución industrial en Inglaterra
¿Cómo eran las economías europeas a principios del siglo XIII?
Respuestas
Los países de Europa occidental han afrontado el último cuarto del siglo
XX con el objetivo de controlar la inflación, equilibrar las cuentas
públicas y reducir el déficit comercial. En esa búsqueda de la
estabilidad macroeconómica, las reformas implantadas provocaron un
aumento del paro que eventualmente se convirtió en el principal
problema socioeconómico, hasta tal punto que actualmente los Estados
miembros de la Unión Europea tienen entre sus principales objetivos
lograr el pleno empleo en el año 2010.
Aunque entre los años 1975 y 2000 la tasa de crecimiento anual de la
economía para el conjunto de Europa occidental se ha ralentizado con
relación al período 1950-70, pasando del 5% al 2,5%, las perspectivas
de futuro han mejorado gracias al mayor grado de convergencia entre
los países que integran la Unión Europea. Con el cambio de siglo el
proceso de integración empieza a mirar hacia Europa oriental,
materializándose mediante un respaldo a las reformas políticas y a la
modernización económica que deben conducir a la adhesión en la UE
de nuevos Estados miembros de este bloque.
En cuanto a las variables macroeconómicas, se han registrado avances
en la contención de los precios, en la reducción del déficit público, en el
crecimiento de la inversión, en la disminución de los desequilibrios en
la balanza por cuenta corriente, y en la reducción del desempleo,
aunque las tasas de paro todavía siguen siendo próximas o superiores
al 10% en España, Finlandia, Francia, Grecia e Italia.
Las políticas económicas se han concentrado en la liberalización de los
mercados para incrementar la competitividad y reducir la inflación, el
descenso de tipos de interés como aliciente a la inversión, y la
reducción de impuestos para incentivar el consumo.
Desde el punto de vista sectorial, durante las dos últimas décadas la
agricultura ha reducido su peso en el producto interior bruto por debajo
del 5% en toda Europa occidental 1% en Alemania, Bélgica y Reino
Unido, y hasta valores inferiores al 15% en todo el continente,
incluyendo los Estados de Europa oriental (sólo superan el 20% del PIB
Moldavia, con un 25%, Armenia, con el 29%, Georgia, con un 35%, y
Albania, con el 55%).
La desindustrialización iniciada tras la crisis del petróleo ha adelgazado
el sector en Europa occidental y meridional hasta el 20-30% del PIB,
manteniéndose por encima del 30% en Europa oriental (Eslovenia,
58%; República Checa, 43%; Ucrania, 40%; Rusia, 38%; Hungría,
34%), aunque con tendencia a reducir su producción como resultado
de la reconversión acometida en la última década en su transición hacia
el capitalismo.
El descenso de ambos sectores ha sido absorbido por el aumento de la
aportación productiva de los servicios, cuyas actividades aportan más
del 70% del PIB en Europa occidental (hasta el 81% en Luxemburgo, el
76% en Dinamarca, y el 74% en Francia, Holanda y Reino Unido), más
de dos tercios en Europa meridional (72% en Grecia, 71% en Italia,
69% en España y Portugal), y un 55-65% en Europa oriental.