Respuestas
Respuesta: es que la extensión de problemas psicológicos que presentan entre sus causas la miseria y opresión de este sistema se han multiplicado en las últimas décadas. En el Estado Español un 35% de la población está siguiendo psicoterapia o tomando psicofármacos. En algunos lugares, especialmente zonas desindustrializadas, la cifra se eleva hasta el 50%, incluyendo niños o ancianos.
Son muchas las “enfermedades sociales” que fomenta una situación de opresión, siendo la salud mental una de las más perjudicadas, tanto por la miseria de la crisis capitalista, como los recortes aplicados en el sistema sanitario. A fecha de 2016 las depresiones graves han aumentado un 19,4% y las leves un 10,6%, y la venta de fármacos antidepresivos un 10%, desde el inicio de la crisis.
Esta miseria psíquica de masas no es sino otro anillo en el dedo adornando la mano invisible del capital, ya que los razonamientos inducidos por el credo neoliberal se mimetizan entre los precipitantes de estas situaciones de malestar. En palabras del doctor en psiquiatría Guillermo Rendueles, este esquema se resume en pensar que “como vivimos en un mundo justo, bueno y equilibrado, si tengo algún problema psicológico debe de ser culpa mía”.
Es una de las cimas de la internalización de la ideología de los capitalistas en sus últimas décadas, en la cual la diferencia entre ser un “triunfador” capitalista o un “perdedor” reside en la meritocracia, ya que no se contemplan las diferencias sociales y quien no quiere “emprender” o es un “perdedor” o vive de unas prestaciones sociales cuya eliminación ya queda así justificada.
Mientras este mensaje es bombardeado de forma constante, si la responsabilidad de la precariedad y opresión sufrida es únicamente propia, ¿hacia quién dirigir la rabia si no es hacia el propio interior? Aquí aparece una de las disyuntivas entre la sensación de fracaso y culpa o el optimismo reconfortante como opción ofrecida a coro entre credos religiosos, autoayuda y producción cultural.
A este respecto resulta interesante el aporte del crítico literario Terry Eagleton, quien advierte en Esperanza sin optimismo, que “el optimismo es un componente típico de las ideologías de las clases dominantes. Si los gobiernos no animan a sus ciudadanos a creer que les acecha algún terrible apocalipsis en parte es porque la alternativa a una ciudadanía confiada puede ser la desafección política. La desolación, por el contrario, puede ser una postura radical. Sólo si nos parece que nuestra situación es crítica vemos la necesidad de transformarla.”
Este mismo autor plantea más adelante que otro nuevo elemento disruptivo es “la fragmentación del yo consumista, incapaz de pensarse a sí mismo como el sujeto de una evolución histórica inteligible.” Y es que la promoción del individuo como consumidor es fuente de problemas derivados de la creación de nuevas necesidades insatisfechas y costosas de satisfacer, la explotación de carencias emocionales con fines comerciales y de obediencia y la transformación de la salud mental en una mercancía.
ESPERO TE AYUDE Y SI ES POSIBLE ME DAS CORONA ? :3
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