• Asignatura: Inglés
  • Autor: karvramp57
  • hace 5 años

Come defendernos del estrés? La propia ecuación ya lo apunta y por fortuna es mucho lo que podemos
hacer El Di Otero recomienda que aprendamos a "apagar" los estresores. Un ejemplo es damos un descanso
de las noticias relacionadas con desastres. Y para las personas cuyo riesgo es más alto, como los rescaustas,
los medicos, enfermeros y bomberos, es muy importante que se tomen descansos alejándose temporalmente
de la situación Otras recomendaciones son aprender a hacer respiración abdominal -dos o tres veces al dia-
como hacen los practicantes de yoga, meditar, hacer relajación muscular y ejercitarse regularmente, Y, desde
luego alimentarse, dormir bien y evitar el consumo de tabaco, alcohol y drogas. También es clave cultivar
las relaciones sociales y familiares. Otero Zuniga hace énfasis en que todas estas medidas deben seguirse
cotidianamente, aunque ya haya pasado el acontecimiento desastroso. De hecho, el hacerlo nos dará además
Fuente: Burgos, E. (2017). Cómo reaccionamos ante una catástrofe? ¿Cómo ves? México. UNAM.
herramientas para afrontar situaciones catastróficas que pueden presentarse en el futuro.
disponible en https://goo.gl/3wK9wY
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Respuesta dada por: Cinesia120
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Respuesta:

¿Cómo reaccionamos ante una catástrofe?

Estrella Burgos

Cuando tengas en tus manos esta edición habrán pasado menos de dos meses de los sismos de septiembre en nuestro país, el del día 7 y el del 19. Los edificios que no se derrumbaron pero están seriamente dañados empiezan a ser demolidos y ya está iniciándose la reconstrucción. Pero muchas personas todavía viven en albergues o en la calle, junto a sus viviendas afectadas, por temor a que les roben sus pertenencias o porque no tienen adónde ir.

Es demasiado pronto para saber si quienes vivieron el trauma de los sismos se recuperarán psicológicamente por sí solos o van a requerir ayuda profesional. Esto lo dice el doctor Omar Torreblanca, investigador de la Facultad de Psicología de la UNAM. En entrevista, nos explica que la respuesta social predominante ante catástrofes es, en primer lugar, el estupor, y después el miedo colectivo, la sensación de que la propia vida está en riesgo. Pero en lo individual hay una gran diversidad de respuestas, pues esto depende de numerosos factores.

Torreblanca, quien cita una investigación española de la psicóloga Itziar Fernández y colaboradores, destaca las diferencias del impacto psicológico dependiendo de dónde estuvimos cuando ocurrieron los sismos. En el estudio de larespuesta humana a un desastre —ya sea un terremoto, un huracán, un accidente nuclear o un conflicto bélico— se identifican cuatro zonas principales: la zona de impacto central, que es donde se presenta la mayor cantidad de fallecimientos, heridos y daños materiales; la zona de destrucción, en donde hay menos muertos y heridos pero predomina la destrucción; la zona marginal, en la cual no hubo daños pero se suspendieron servicios como el teléfono, el agua o la luz; y la zona exterior, en la que no ocurrió nada pero que es desde donde la gente empieza a ir a la zona siniestrada para ofrecer su ayuda.

De acuerdo con el psiquiatra Miguel Otero Zúñiga de la Facultad de Medicina de la UNAM, quien impartió una conferencia sobre el tema en Universum, Museo de las Ciencias, a principios de octubre, otros factores que influyen en la respuesta individual ante una catástrofe —cuando ésta sucede y en las horas, días y semanas siguientes— son: la edad, las experiencias previas, el apoyo que se tenga de otras personas y los antecedentes de salud física y mental.

El término clave para entender nuestras reacciones, señala Omar Torreblanca, es el estrés: “Hay un estrés normal que nos permite adaptarnos a los peligros, hacer frente a las amenazas. Ese estrés implica un desgaste para el organismo, que reacciona con todo el sistema nervioso autónomo, que a su vez controla las funciones viscerales”. En segundos nuestro organismo se prepara para huir o combatir la amenaza: el corazón late más rápido, los músculos se tensan, llega más oxígeno a todo el cuerpo. Pero estamos expuestos a estresores continuamente, mucho más en caso de un desastre y sus secuelas, y si no desarrollamos mecanismos compensatorios, nos podemos enfermar física y mentalmente.

Otero Zúñiga se refiere a una “ecuación” que permite estimar cualitativamente el daño que causa el estrés (y que puede verse arriba).

¿Cómo defendernos del estrés? La propia ecuación ya lo apunta y por fortuna es mucho lo que podemos hacer. El Dr. Otero recomienda que aprendamos a “apagar” los estresores. Un ejemplo es darnos un descanso de las noticias relacionadas con desastres. Y para las personas cuyo riesgo es más alto, como los rescatistas, los médicos, enfermeros y bomberos, es muy importante que se tomen descansos alejándose temporalmente de la situación. Otras recomendaciones son aprender a hacer respiración abdominal —dos o tres veces al día—, como hacen los practicantes de yoga, meditar, hacer relajación muscular y ejercitarse regularmente. Y, desde luego, alimentarse, dormir bien y evitar el consumo de tabaco, alcohol y drogas. También es clave cultivar las relaciones sociales y familiares. Otero Zúñiga hace énfasis en que todas estas medidas deben seguirse cotidianamente, aunque ya haya pasado el acontecimiento desastroso. De hecho, el hacerlo nos dará además herramientas para afrontar situaciones catastróficas que pueden presentarse en el futuro.

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