• Asignatura: Castellano
  • Autor: valerymantilla03
  • hace 5 años

ACTIVIDAD
Teniendo en cuenta la definición de monólogo y sus características, analiza los siguientes textos y
selecciona solo el que corresponde a un monólogo.
Texto 1:
El lunes amaneció tibio y sin lluvia. Don Aurelio Escobar, dentista sin título y buen madrugador, abrió
su gabinete a las seis. Sacó de la vidriera una dentadura postiza montada aún en el molde de yeso
y puso sobre la mesa un puñado de instrumentos que ordenó de mayor a menor, como en una
exposición. Llevaba una camisa a rayas, sin cuello, cerrada arriba con un botón dorado, y los
pantalones sostenidos con cargadores elásticos. Era rígido, enjuto, con una mirada que raras veces
correspondía a la situación, como la mirada de los sordos.
Cuando tuvo las cosas dispuestas sobre la mesa rodó la fresa hacia el sillón de resortes y se sentó
a pulir la dentadura postiza. Parecía no pensar en lo que hacía, pero trabajaba con obstinación,
pedaleando en la fresa incluso cuando no se servía de ella.
Después de la ocho hizo una pausa para mirar el cielo por la ventana y vio dos gallinazos pensativos
INSTITUCION EDUCATIVA ANDRES PAEZ
DE SOTOMAYOR
“Dios, Ciencia y Responsabilidad”
GRADO: Séptimo
DOCENTE: Juliana Muñoz
LENGUA CASTELLANA ACTIVIDAD: 4 N° PÁGINAS: 3
Descubriendo el monólogo
La palabra monólogo proviene del griego mono: uno y logo: palabra. “Es una especie de obra
dramática en que habla un solo personaje”. (Real Academia Española, 2012).
El monólogo es un diálogo consigo mismo, que no requiere un receptor, a diferencia del
soliloquio donde el narrador necesita de un público inmediato.
que se secaban al sol en el caballete de la casa vecina. Siguió trabajando con la idea de que antes
del almuerzo volvería a llover. La voz destemplada de su hijo de once años lo sacó de su abstracción.
- Papá.
- Qué
- Dice el alcalde que si le sacas una muela.
- Dile que no estoy aquí.
(García Márquez, 2014)
Texto 2:
Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló
sus soñadas niñerías de novia. Ella lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero
estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta
estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. Él, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo
a conocer. Durante tres meses -se habían casado en abril- vivieron una dicha especial. Sin duda
hubiera ella deseada menos severidad en ese rígido cielo de amor, más expansiva e incauta ternura;
pero el impasible semblante de su marido la contenía siempre. La casa en que vivían influía un poco
en sus estremecimientos. La blancura del patio silencioso -frisos, columnas y estatuas de mármolproducía una otoñal impresión de palacio encantado. Dentro, el brillo glacial del estuco, sin el más
leve rasguño en las altas paredes, afirmaba aquella sensación de desapacible frío. Al cruzar de una
pieza a otra, los pasos hallaban eco en toda la casa, como si un largo abandono hubiera
sensibilizado su resonancia. En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño. No obstante,
había concluido por echar un velo sobre sus antiguos sueños, y aún vivía dormida en la casa hostil,
sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido.
(Quiroga, 2014)
Texto 3:
-ROMEO: ¡Pero calla! ¿Qué luz brota de aquella ventana? ¡Es el Oriente, Julieta es el sol! Alza, bella
lumbrera y mata a la envidiosa luna, ya enferma y pálida de dolor, porque tú, su sacerdotisa, la
excedes mucho en belleza. No la sirvas, pues que está celosa. Su verde, descolorida librea de
vestal, la cargan sólo los tontos; despójate de ella. [Es mi diosa; ¡ah, es mi amor! ¡Oh! ¡Que no lo
supiese ella! -] Algo dice, no, nada. ¡Qué importa! Su mirada habla, voy a contestarle. -Bien
temerario soy, no es a mí a quien se dirige. Dos de las más brillantes estrellas del cielo, teniendo
para algo que ausentarse, piden encarecidamente a sus ojos que rutilen en sus esferas hasta que
ellas retornen. ¡Ah! ¿Si sus ojos se hallaran en el cielo y en su rostro las estrellas! El brillo de sus
mejillas haría palidecer a éstas últimas, como la luz del sol a una lámpara. Sus ojos, desde la bóveda
celeste, a través de las aéreas regiones, tal resplandor arrojarían, que los pájaros se pondrían a
cantar, creyendo día la noche. ¡Ved cómo apoya la mejilla en la mano! ¡Oh! ¡Que no fuera yo un
guante de esa mano, para poder tocar esa mejilla!
(Shakespeare, 1872)
urgenteeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

Respuestas

Respuesta dada por: Tokotoko2020
1

Respuesta:

muchas palabrerías así nadie entenderá siquiera resúmelo pues

Explicación:

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