Es muy tarde y no queda casi nadie en el taller. Juan está solo, terminando una reparación en la zona más apartada del
recinto. Desde hace mucho rato, el joven tiene ganas de fumar y, aunque sabe que no está permitido, enciende un
cigarrillo. Piensa que son circunstancias especiales y que nadie se dará cuenta. Pero, lo que son las cosas, al cabo de un
minuto, Maribel entra en el recinto llamándolo en voz alta. Juan, sorprendido, para no ser pillado «in fraganti» lanza el
cigarrillo al suelo. Como las desgracias, dicen, nunca vienen solas, la colilla va a parar sobre una mancha de gasolina
derramada en el suelo, que salía de un bidón caído y abierto. Al momento, el líquido se inflama y los dos jóvenes se quedan
atónitos. Hace mucho tiempo, Juan y otros compañeros de la empresa recibieron instrucciones de cómo usar los extintores
en el caso de un incendio, pero, ahora, las ideas se le amontonan en el cerebro y el chico no puede recordar nada. De
repente, piensa en el extintor y, a la vez, le viene como un «flash» la idea de que está pendiente de revisión desde hace
más de medio año. Levanta la cabeza, lo busca con la mirada y no lo localiza. Los dos jóvenes deciden dividir esfuerzos:
Maribel se va a dar aviso de la emergencia y Juan se queda para intentar hacer alguna cosa. El chico vuelve a mirar a su
alrededor; está convencido de que el extintor debe de estar allí.
Se dirige hacia un extremo de la habitación y aparta unos tablones largos que estaban apoyados en la pared; justo detrás
de ellos aparece el extintor apoyado en el suelo. Juan lo coge presuroso, mira las indicaciones, tira de la anilla, presiona el
extintor y, tal como presentía, comprueba que no sale nada de su boquilla. Juan decide ir tras los pasos de su compañera
y evacuar el taller. El chico recorre como una exhalación los treinta y cinco metros que le separan de la salida y, al llegar
allí, ve que hay otro extintor situado junto a la puerta. Lo descuelga y comprueba que éste sí funciona; esperanzado, vuelve
corriendo al lugar del incendio. Una vez allí, se acerca lo más posible a las llamas y dirige el extintor hacia su base. La
presión que ejerce el contenido del extintor contra la gasolina produce que las partículas del líquido encendido salten
hacia otros lugares del taller. Dos de estas llamitas caen sobre un contenedor de material desechable, que prende al
instante. Cuando Juan percibe este nuevo incendio, se da cuenta de que su esfuerzo ha sido inútil y lanza, impotente, el
extintor descargado contra el suelo. Maribel ha vuelto en su búsqueda y le grita con insistencia que salga de allí. Juan lo
ve claro y los dos compañeros salen corriendo a la espera de que la comunicación de urgencia sirva para solucionar, lo
antes posible, aquel desastroso incendio.
Con base en la siguiente lectura de caso:
1. Identifique y escriba los factores que favorecen el riego de incendio en este caso
2. Sugiera medidas preventivas para este caso?
Rta:
Respuestas
Respuesta dada por:
4
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Explicación:
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