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Cambio de azúcar por sal
Si hay una broma clásica por excelencia ya sea 28 de diciembre o cualquier otro día, esa es cambiar el contenido del tarro del azúcar por sal. Una recomendación: esta inocentada es muy recomendada a la hora del desayuno o si se va a cocinar un plato dulce y, si se puede, en compañía. La gesticulación tras descubrir el ingrediente oculto, no tiene precio.
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Ataque repentino de caspa
Siguiendo con el ingrediente «mágico» de la sal, pon en práctica lo siguiente: vierte sobre tu cabeza algo de sal, en un sitio localizado o por todo el casco. Ahora ve a un amigo, un familiar o un compañero de trabajo y pregúntale si puede distinguir «algo raro en la cabeza», la expresión al ver tal espectáculo en tu cuero cabelludo, sin duda, dejará boquiabierto al inocente.
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Cambiar las horas del reloj
Aprovecha un momento de soledad, descuido o cuando tus víctimas estén durmiendo. Tendrás dos opciones: adelantar el reloj, y que todos lleguen antes a sus destinos; o retrasarlo, para que lo hagan tarde. En cualquier caso, aconsejamos adelantar la hora y restar una hora de sueño a la víctima; preferible antes que hacerle llegar tarde a cualquier compromiso, pero, tú decides
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El cristal roto
Para esta broma necesitarás una pastilla de jabón o una tiza de color blanca o gris. Si tu amigo o tu familiar tiene un establecimiento con una luna de cristal, aprovecha que salga de la tienda para simular un asalto. Lo podrás llevar a cabo dibujando varias líneas en el cristal sinuantes que confluyan en un mismo punto, así parecerá que algún desaprensivo ha apedreado el cristal del negocio. Nota: calma a tu inocente antes de que pueda llamar al Servicio de Emergencias por el suceso.
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El truco de la moneda
Otro clásico en materia de bromas. Pasear por la calle, encontrar una moneda en suelo o con suerte un billete y agacharte a cogerla, son tres acciones que se realizan casi por defecto. Sin embargo, esta inofensiva maniobra puede ser causa de burla en un día como este. Sólo tendrás que fijar al suelo alguna moneda o billete y, seguro, que más de un inocente caerá en la trampa de intentar despegar el botín de la calzada. Otra opción en este campo, es atar a la moneda o al billete una cuerda, y en el momento de atraparlo, tirar para que no pueda cogerlo.
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