Respuestas
Respuesta:
La revolución de noviembre de 1918 en Alemania, hacia el final de la Primera Guerra Mundial, llevó al cambio desde la Monarquía constitucional del Kaiserreich alemán a una república parlamentaria y democrática.
Explicación:
sacado de Google :))
Respuesta:
La Revolución alemana de 1848-1849 —que en términos de la primera fase revolucionaria del año 1848 se la conoce también como la Revolución de Marzo— fue el acontecimiento revolucionario que tuvo lugar entre marzo de 1848 y finales de 1849 en la Confederación Germánica. El objetivo principal de la revolución, según Hagen Schulze, era «lograr un Estado nacional [alemán], basado en la soberanía popular y los derechos humanos, que integrase a todos los territorios alemanes»
El triunfo a finales de febrero de 1848 de la Revolución en Francia, que supuso el fin de la monarquía de Luis Felipe de Orleans y la proclamación de la Segunda República Francesa, tuvo un enorme impacto en toda Europa y también en los 39 Estados alemanes agrupados desde 1815 en la Confederación Germánica. Los liberales y los radicales demócratas alemanes salieron a principios de marzo a las calles, como en París, para exigir ―también desde los parlamentos― las libertades civiles, la legalización de los partidos políticos y la formación de una milicia nacional, pero sobre todo la convocatoria de un Parlamento nacional.
El fin de la revolución :
Caricatura de Federico Guillermo IV de Prusia jugando indeciso con la corona imperial que le había ofrecido la Asamblea de Fráncfort.
El fracaso en la cuestión de los ducados de Schleswig y Holstein, junto con la radicalización de la revolución en muchos lugares, lo que le hizo perder apoyos entre la burguesía liberal, acabarían sellando el destino de la «revolución de marzo», especialmente tras la negativa del rey de Prusia Federico Guillermo IV a asumir la corona del Imperio alemán que le había ofrecido la Asamblea ―por 276 votos contra 263―12, decantada por la opción de la «pequeña Alemania». «A Federico Guillermo IV le gustaba la idea de asumir la dirección del destino de Alemania, pero a condición de que fueran los príncipes quienes le encomendaran tal tarea y no el Parlamento. Lo que la delegación de la iglesia de San Pablo le ofrecía ―le escribe al gran duque de Hesse― era “una corona de cerdo”, “una diadema de estiércol y arcilla" que desprendía el “olor a podrido” de la revolución. Y, además, temía, y no sin razón, las protestas que le harían llegar las potencias europeas y, sobre todo, la posible intervención de Austria».14 Su rechazo a la corona imperial también se debió a «su deseo de que no desapareciese la identidad prusiana en el sueño vacío de una nueva Alemania liberal»