Respuestas
Respuesta:
*1. Ser conscientes de la presencia de Dios *
Es necesario tener contacto con Dios a través de una sencilla oración al comenzar y al terminar
el día. En la mañana se le ofrece el día a Dios, y en la tarde se reflexiona sobre lo que se hizo en la jornada. La finalidad es tener la certeza de que estamos vivos bajo la mirada amorosa de Dios, y que con su gracia es posible hacer todo por amor a Él.
*2. Darse un tiempo todos los días para orar *
Durante el día es bueno alejarse por algunos minutos de las labores cotidianas, para estar en soledad y quietud con el Señor. El propósito de la oración es llevar al hombre a la presencia del Dios vivo en una actitud de humildad, de amor y alabanza. Se recomienda en particular repetir el nombre de Jesús durante el día.
*3. Leer todos los días un pasaje del Evangelio *
Podemos realizar la Lectio Divina. Esta consiste en leer un pasaje del Evangelio y meditarlo en oración, preguntando: Dios, ¿qué me dices en este pasaje? ¿Qué me estás pidiendo hacer? Sólo se puede conocer a Jesús a través de sus enseñanzas y de su vida que están reflejadas en el Evangelio. Mientras más oremos con los Evangelios, tendremos más ‘mente de Cristo’. Sus pensamientos y sentimientos, viendo la realidad a través de sus ojos.
*4. Asistir con frecuencia a la Eucaristía *
Frecuentemente debemos encontrarnos con Cristo y buscar oportunidades para orar y adorarlo en el Santísimo Sacramento. Lo ideal es ir a Misa durante los días de la semana, además del domingo. Esto ayuda a tomar más conciencia de la presencia de Dios. La relación con Él va creciendo cada vez más y se transforma en una profunda amistad.
*5. Hacer un examen de conciencia diario y confesarse con frecuencia *
La Confesión frecuente brinda una sensación de liberación y paz en el alma cuando los pecados son perdonados. Es sorprendente cómo actúa la gracia de Dios en la vida de la gente a través de este Sacramento.
*6. Realizar obras espirituales y materiales de misericordia *
Amar es la forma de imitar a Cristo. Necesitamos amar a los otros como Jesús nos ama, comenzando por la gente que está más cerca. Empezar por nuestras familias y luego salir. Debemos servir a Dios a través de los pobres, los abandonados y los vulnerables
Explicación: